Las franjas blancas y gastadas de un cruce peatonal en Los Ángeles recibieron una ducha de color del maestro venezolano Carlos Cruz-Diez y ahora son una obra de arte.
Dos tipos de verde se mezclan con naranja y celeste en la intersección de Second West Street y Grand Avenue en el centro de la ciudad, donde se ubica el museo de arte moderno The Broad, que comisionó la obra a este artista plástico, famoso por combinar color, forma y luz de manera alucinante.
El cruce se une a otras obras de ‘op art’, arte a partir de ilusiones ópticas, diseñadas por este estudioso del color en todo el mundo. Al primero en Caracas, en 1975, le siguieron otros en Fortaleza (Brasil), Barranquilla (Colombia), México, Marsella (Francia), Colchester (Reino Unido), Houston y Miami Beach (EEUU).
«Siempre he pensado que el arte no es solamente para estar colgado de un clavo en un museo o en una colección privada», dijo a la AFP Cruz-Diez en un correo electrónico enviado desde París, donde ha residido la mayor parte de su vida.
«El arte es para el disfrute de la gente, el arte es comunicación, y la calle y lugares de trabajo son sitios propicios para manifestarse y comunicar el discurso del artista. Las obras de arte emplazadas en lugares públicos se convierten en patrimonio de sus habitantes, son parte de las vivencias de su entorno», añadió.
«Color Aditivo», como llama el artista a estas intervenciones, es parte de ocho investigaciones que desarrolló sobre el color a lo largo de décadas.
Está basada en la interacción del ojo con los colores cuando se colocan uno al lado del otro.
«Cromosaturación»
Cruz-Diez diseñó la obra en un mes y varios estudiantes de arte se encargaron de ejecutarla.
El aclamado director de la filarmónica de Los Ángeles, el también venezolano Gustavo Dudamel, acudió con su hijo y ayudó a pintar parte de la obra, según informó The Broad, que está justamente al lado de la sede de la orquesta.
A sus 94 años, Cruz-Diez «hace todos los dibujos, decide los colores exactos y siempre supervisa», explicó su hija Adriana, que viajó a la inauguración de la obra la semana pasada.
Como la ciudad prohíbe pintar sobre cualquier cruce peatonal -que en realidad, no es pintado sino un plástico pegado sobre el asfalto-, el artista decidió rodearlo de estos colores que permanecerán allí hasta enero, cuando termina la feria Pacific Standart Time (PST), dedicada al arte latinoamericano y latino en Estados Unidos.
El Broad evaluará con las autoridades locales si renueva la obra en seis meses.
La PST expuso también obras de Cruz-Diez en un museo en Palm Springs -180 km al este de Los Ángeles- junto a otros artistas cinéticos, como sus compatriotas Alejandro Otero y Jesús Soto, y el argentino Julio Le Parc.
Entre ellas estaba la «Cromosaturación» (1965), una sala blanca compuesta por tres cámaras con una lámpara roja, verde y azul, que genera perturbaciones en la retina y en la percepción de estos colores.
«Retorno feliz»
Cruz-Diez indicó que está trabajando en «muchos proyectos», pero destacó una intervención de un edificio de viviendas, en el que habrá «obras interactivas y participativas» en el elevador, pasillos y apartamentos.
Su obra se ha tomado desde buses hasta la gigantesca casa de máquinas de la mayor hidroeléctrica de Venezuela.
Su icónica «Ambientación de Color Aditivo», un gigantesco mosaico, cubre el piso del mayor aeropuerto venezolano, que sirve a Caracas y sobre el que cada vez más familias se despiden en medio de la crisis.
La foto típica es de los zapatos junto a una maleta, el pasaje o el pasaporte y como fondo el naranja, azul, negro y amarillo de este exponente del arte cinético, maltratado por la falta de mantenimiento.
«El piso del aeropuerto Simón Bolívar se ha convertido en un símbolo del exilio involuntario del venezolano. Tengo la certeza de que dentro de poco, será el símbolo del retorno feliz a la patria», expresó.