Venezuela es un país de gente talentosa, de personas soñadoras, capaces de alcanzar sus metas a toda costa. Si algo caracteriza al venezolano es su constancia y amor por lo que hace, capaz de hacer caer cualquier barrera que tenga en su camino, tal como es el caso de esta apasionada futbolista, que decidió emprender un camino en un mundo mayormente masculino.
Alguien que demuestra que cuando se quiere se puede, esa es Valeska Tovar, con 22 años ha logrado proyectarse en Estados Unidos como futbolista, llevando siempre por delante sus raíces venezolanas. Introducida en este mundo por su papá, al que desde pequeña le gustaba observar mientras jugaba, pero al tocar por primera vez el balón no hubo quien la detuviera. A pesar de ser un deporte percibido por muchos como “muy masculino” y que sus papás la presionaban para que encontrara otro pasatiempo, ella siempre logró persuadirlos para volver al campo, “empecé en el Máximo Viloria a los 7 años de edad, la única forma fue convenciendo a mi mama que continuaría con las clases de música”. Una joven que dice gustarle jugar con alegría y siempre contagiar a sus compañeras, luego de 15 años como futbolista, está por graduarse en Medicina Deportiva en una universidad de Kentucky, Estados Unidos y todo gracias a su ardua pasión por el deporte.
¿Cómo eras cuando estabas pequeña? ¿Cuáles son tus recuerdos más preciados?
De pequeña siempre fui muy inquieta, buscada jugar con mis primos varones porque no tenía ninguna prima, me parecía injusto porque ellos eran mayores y nunca querían jugar conmigo. Pero ahí comenzó mi amor hacia el fútbol, me encantaba jugar con ellos, además les demostraba que era buena.
¿Cómo era el apoyo de tus padres cuando comenzaste?
Al principio mi mama quería que estudiara música para que olvidara un poco el fútbol, lo hice por mucho tiempo pero no me apasionaba. Unas vacaciones, convencí a mis padres que me dejaran ir a un plan vacacional de fútbol con mi primos, después que culminó, yo quise seguir practicando, con el tiempo, mis papas empezaron a acostumbrase, hasta que se rindieron y yo continué haciendo lo que más me gusta, jugar fútbol.
¿Qué momento marco tu vida en el fútbol?
El mejor momento de mi vida respecto al fútbol, fue mi primera llamada a la pre-selección de Venezuela, porque sentí que todo lo por lo que había luchado, no había sido en vano y mis papas estaban muy contentos por mí, a partir de ese momento comenzaron a apoyarme más.
¿Qué es lo que más te apasiona del fútbol?
El fútbol es la forma que tengo de descargar todas esas energías acumuladas en mi cuerpo, además demostrar que soy buena jugando. Me encanta ver como alguien puede ser tan apasionado por algo, la pasión que hay entre los deportistas no se compara con nada, poderlo demostrar, me satisface mucho.
¿En algún momento has sentido limitaciones por practicar un deporte donde son más valorados los jugadores masculinos?
La verdad creo, que cuando comencé a practicar, en Venezuela estaba a creciendo el fútbol femenino, le estaban dando un poco más de importancia, sin embargo, siempre el masculino ha sido apoyado, tanto en lo económico como en lo social, más que el femenino, esto se sigue viviendo hoy en día, en Venezuela o en cualquier otro país.
¿Cómo llegaste a los Tigers de Campbellsville?
Todo comenzó cuando estaba en 4to año en el colegio, vine a un showcase en Daytona donde había entrenadores de distintas universidades. Hubo una universidad de California que me ofreció jugar con ellos y me gustaba la idea, pero, para ese entonces yo no tenía el nivel de inglés necesario, la opción que más se gustaba era la de Campbellsville, porque me ofrecían el curso de inglés, además darme cupo en la carrera que me gustaba. Al graduarme del colegio tomé la decisión de venirme, arreglé todos mis papeles y en enero 2013 empezó el sueño que aún continúa.
Háblame un poco del cambio de Venezuela a Estados Unidos… ¿Qué fue lo que más te impactó?
Totalmente diferente, no sabía hablar bien el idioma, por lo que veía todo más complicado y difícil. Además, extrañaba mucho a mi familia, sentía que estaba muy sola, aún era una adolescente y todas las responsabilidades eran mías, fue a lo que más me costó adaptarme. La comida, fue una de las cosas que me afecto más, para mi familia, el almuerzo, es algo que siempre hemos tomado como un momento para reunirnos y compartir, acá tuve que cambiar todo eso, ya no era mi familia, sino mis amigos que poco a poco se convirtieron también en mi familia.
¿Cuál es el juego que más has disfrutado?
He disfrutado todos mis juegos, es difícil de escoger uno solo. Aunque creo, que el mejor fue en Venezuela, cuando ganamos la final de los nacionales sub 17 contra Táchira, uno de los mejores sentimientos. Acá en Estados Unidos, fue en mi segundo año, estábamos jugando en Carolina del Norte, ganamos 4-2, uno de mis mejores partidos como atleta, aparte que marque un gol ese día.
Después de 15 años practicando fútbol ¿qué situación te ha afectado más como deportista?
Las lesiones, siempre serán las peores situaciones que uno puede tener como deportista. Cuando tenía 10 años, me diagnosticaron una deficiencia en la rodilla, para evitar intervenirme, un tratamiento ayudo a reconstruir el resto del hueso que tenía desgastado, a consecuencia de eso tuve que estar fuera de las canchas por un tiempo.
Eres un talento venezolano exportado, ¿por qué tomaste la decisión de irte del país para seguir tu sueño?
Estudiar en Estados Unidos era parte del sueño que comenzó a los 14 años, yo quería venir a mejorar mi nivel, tanto académico, como en fútbol. Mi primera experiencia fue en un campamento, donde entrenaba cuatro veces al día, el compartir, de esos días, ver lo mucho que podía aprender acá, fueron los motivos que me impulsaron a venirme.
¿Cómo ves el fútbol femenino en nuestro país? ¿Se han abierto o cerrado más puertas?
En Venezuela el fútbol femenino se ha incremento exageradamente, tanto a nivel de calidad, como en la facilidad económica, ahora hay más patrocinantes dispuestos a ayudar y las personas han tomado conciencia, de lo que es, el fútbol femenino. Para las nuevas generaciones, se han abierto las puertas un poco más que cuando yo comencé, ahora hay más posibilidades para las jóvenes de crecer como deportista.
En tus palabras, ¿cómo es el deportista venezolano, qué es lo diferencia de los demás?
El deportista venezolano es extremadamente apasionado y paciente, a pesar de no tener las mismas oportunidades que el resto, tiene esas ganas de surgir, seguir y perseguir su sueño. Aunque, siendo extranjero siempre vamos a tener un peso en contra, es normal encontrarse con entrenadores con preferencia a jugadoras de su país, eso indica que hay que estar un paso más adelante para que te tomen en cuenta y el venezolano es capaz de hacerlo.
Más allá de la cancha
Tu mayor reto:
Clasificar en mi último año en los nacionales NAIA y tener el mejor ranking de la universidad
Tu mayor inspiración:
Graduarme y ejercer mi carrera.
Un deportista favorito:
Carli Lloyd
Un hobby:
Ir al cine o al gimnasio
Un amuleto:
Mi papá, cuando me vine me dio un rosario, aún lo tengo, aunque no lo puedo tener puesto por alergias, siempre lo llevo conmigo.