El 51% de los migrantes venezolanos no indígenas en Brasil gana menos que el salario mínimo, a pesar de tener educación formal, según un estudio del Consejo Nacional de Migración brasileño.
El flujo migratorio está compuesto, de forma mayoritaria, por jóvenes entre 20 y 39 años (72%), hombres (63%) y solteros (54%), reveló el informe realizado con apoyo del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
A pesar de que 78% tiene educación media y 32%, estudios superiores o posgraduación, la mayoría de la población empleada vive con menos de un salario mínimo, que en Brasil ronda en promedio entre 300 y 400 dólares. El 44% del grupo de migrantes gana entre uno y dos salarios mínimos, mientras que el 5% restante recibe más de dos salarios mínimos.
La encuesta fue realizada en una muestra de 650 personas no indígenas en 33 barrios de Boa Vista, capital de Roraima (norte).
Apenas 28% del total dijo estar formalmente empleado, mientras que 60% tiene alguna actividad remunerada.
«Se trata de una migración con fuerte potencial de ser plenamente incorporada en la sociedad y en el mercado de trabajo brasileño, dadas las características etarias y educacionales», indican las conclusiones del estudio, que tiene por objetivo contribuir a la formación de políticas públicas que atiendan a este flujo migratorio intensificado este año.
En el primer semestre del año, 7.600 venezolanos pidieron refugio en Brasil, más del doble de los 3.368 que pidieron ese estatuto en 2016. La mayoría de las solicitudes en 2017 -6.438- se registraron en Roraima.
Debido al alto volumen de pedidos, Brasilia aprobó una resolución en febrero para otorgar residencia temporal por dos años a venezolanos que, entre otros requisitos, ingresan al país por tierra. En agosto, el Estado eliminó el pago de tasas para facilitar el uso del recurso.
De acuerdo con el estudio divulgado, los venezolanos vienen de todos los estados del país, y 77% argumentan la crisis política y económica como principal causa para cruzar la frontera.
«Un grupo significativo de los entrevistados dijo haber sufrido prejuicio» por otros ciudadanos en base a su condición de extranjero.
Para complementar el informe, se llevó a cabo un estudio etnográfico con indígenas Warao en Boa Vista y Pacaraima, en la frontera con Venezuela. Oriundos del norte del país, y tradicionalmente fluviales, estos indígenas recorren casi 1.000 kilómetros de carretera para llegar a Boa Vista, donde algunos centenares viven en un refugio.
Según los entrevistados, la falta de alimentos es lo que les impulsa a abandonar el país. El relato afirma que además de Manaos, capital de Amazonas, algunos Warao han comenzado a instalarse en Belén, capital de Pará (norte).
También en Boa Vista, fueron identificados unos veinte indígenas de la etnia Panare, oriundos del estado Bolívar (sur).
Las conclusiones del informe apuntan a que los indígenas refugiados en Boa Vista piden políticas para evitar conflictos internos, la superpoblación en el recinto, y aumentar la enseñanza de portugués.