El venezolano Ricardo Rodríguez será el encargado de afrontar este viernes el primer duelo para Venezuela en la final de la Zona Americana II de la Copa Davis contra Barbados de visitante y su rival de turno será Matthew Foster-Estwick.
Será una gran responsabilidad para el tenista caraqueño que es el mejor jugador de sencillos y ostenta un récord de tres triunfos y una derrota en las rondas previas. Enfrentará a un rival de poco renombre en el circuito ITF.
“El capitán me vio más potente, me indicó que el cambio de raqueta le gusta y que estoy fuerte. Está contento con las condiciones con las que llegué, espero demostrar mi potencial”, expresó el caraqueño al equipo de prensa de Fevetenis.
A segunda hora Jordi Muñoz-Abreu será el encargado de tomar el testigo criollo, pero tendrá un duro hueso de roer al medirse ante Damian King, quien está entre los primeros 200 del ranking ATP y de gran momento en los torneos ITF y Challenger.
El duelo de dobles (a jugarse el sábado) los protagonizarán el larense Luis David Martínez y Muñoz-Abreu, quienes tendrán al frente a King y Haydn Lewis. La pareja criolla no ha perdido en lo que va de año.
El duelo se cerrará el día domingo con los partidos entre Rodríguez y King y Muñoz-Abreu frente a Foster-Estwick. En una serie que perfilan como una de las más reñidas de los últimos años.
El equipo venezolano está capitaneado por Yhony Romero, quien realizó un trabajo fuerte con el grupo en los Estados Unidos.
Con uno menos
La selección venezolana que afrontará esta final no podrá tener en sus filas a Miguel Esté, quien no recibió los recursos del Ministerio del Deporte.
“Es muy bonito representar a tu país. Sentí mucha tristeza cuando me enteré de la noticia. Fueron unos meses duros, de muchísima preparación y esfuerzo. Yo tenía la maleta lista para ir. Fuimos dos los afectados: el psicólogo del equipo y yo. Llamé a Yhony, pero él tampoco tenía mucha información. Es lamentable que pasen estas cosas”, destacó Esté.
Afrontar una serie final de Copa Davis con tan solo tres tenistas es un duro riesgo para el equipo venezolano, debido al nivel de desgaste, sumado a no tener reservas ante una posible lesión.
