LAS VOCES DE PENELOPE – PÁJAROS DE ALTO VUELO

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La imagen de los pájaros remontando las alturas, incluyendo las de águilas y cóndores deslizando sus alas como acróbatas del cielo, suele representar la libertad. De los afanes de la sobrevivencia del más fuerte o los que en miríadas viajeras, huyen del frío, buscando otros soles y paisajes. Solos o acompañados, incluso cuando nos miran desde los barrotes de una jaula, siguen representando el sueño humano que pareciera ser imposible de conseguir salvo desde los espacios de la imaginación creadora, es decir los del arte.

En cambio, los de la cárcel, trascienden los barrotes y alcanzan territorios geográficos o del pensamiento y hasta los virtuales. Se puede estar preso en un país muy extenso o en una isla pequeña; en una teocracia o en una ideología. Hasta en la representación física del saber comocualquier biblioteca o en el espacio virtual donde se desplazan a sus anchas, capitales golondrinas o esa moderna versión orwelliana del control de millones de personas, mediante el conocimiento secreto de sus datos. Es indudable, que ya no podemos comparar la libertad con el desplazamiento per se, como los que hoy protagonizan miles de compatriotas, jóvenes la mayoría, que sufren la consecuencia de las normas migratorias de otros países, que por lo general, no se practicaron en el nuestro.

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Dicen que por el sur del continente, quedó en la bruma de las leyendas urbanas, el interés por esta región del caribe que no tenía tormentas ni historias de piratas sino mujeres hermosas, playas muy tibias y rones exquisitos que sin embargo, los venezolanos cambiaban por botellas de whisky, a marineros que bajaban de los barcos cuyas banderas remitían a brumosos paisajes del norte de Europa. Durante un tiempo, los perseguidos por los gorilas del cono sur, recalaban sin documentos en los bolsillos, con el alma en vilo, huyendo de la noche oscura y recobraban la fe en la humanidad, en mesas compartidas y sofá camas abiertos cuando las visitas se iban. A veces milongeaban cantando canciones tristes hasta que algún cuatro ofrecía la alegría de estas tierras. Ahora bajan los caribeños por carreteras impensables, en autobuses que a la manera de aviones terrestres, depositan su carga humana en ciudades grandes que los engullen en calles y pensiones que no siempre dan calor ni acogida.

Venecos los llaman en Colombia, país que por años expulsó a los suyos por hambre y desmanes de hombres y de naturaleza indómita. Sismos físicos que dejarían en quienes entraron por aduanas o trochas, dolores psíquicos que no siempre tienen cura. Pueblos y ciudades les fueron recibiendo como a los suyos, primero en las fronteras, más adentro luego, incorporando frituras, masatos, panes de manos habilidosas también en plomería y latonería. No faltaron oficios no respetables que tampoco impidieron que escuelas y hospitales; liceos y universidades, acogieran como suyos a quienes una vez graduados, pasarían a ser fuerza de trabajo. Hoy, muchos de sus descendientes que contribuyen a conformar la cifra aproximada de un millón y medio de venezolanos, tocan no siempre con suerte ni garantía de buen recibimiento, las puertas de un país, cuya industria petrolera creció y se desarrolló al igual que la países comoEEUU, Canadá, Arabia Saudita, con la fuga de cerebros generada con el despido de 18 mil trabajadores de alto nivel expulsados de PDVSA en el 2002.Diez años después, le seguirían empresarios que desarrollarían el sector de los servicios y hoy, los descendientes de los que fueran emigrantes colombianos.

Argentina y Uruguay, cuya población por tradición, según Borges, no desciende de los indígenas sino de los barcos, han sido mucho más receptivos. Ecuador, Perú y Chile, sin tradición de estudios universitarios en su población mayoritaria, conscientes del nivel de nuestras universidades públicas tradicionales, abren hoy las puertas a sus egresados, reconocido el aporte que en el campo de la investigación científica, llevan adelante en los países del primer mundo, los cuales reconocen el valor intangible del capital humano, que en mala hora, fuera “invitado” a irse por el líder de un socialismo sin humanismo, mediante diversas formas de presión, institucionalizadas en la práctica al convertirse en formas de prisión, sin libertad de elección. Sus autores son responsables de la ruina del país y la diáspora de su gente, pájaros de alto vuelo.

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