Para los comerciantes que operan en los mercados itinerantes, como el de los miércoles en Cabudare, la carencia de dinero en efectivo también representa un serio problema pues los clientes se ven obligados a reducir sus compras por no disponer de dinero para adquirir lo que desean.
“El mal de nosotros cada día es la falta de efectivo en manos de la gente porque no pueden llevarse todo lo que necesitan sino lo que pueden pagar”, explicó Róger Pérez, quien junto a Rubén Castillo atienden un puesto de venta de hortalizas y frutas en el mercado de Cabudare.
“Ese es un problema serio porque la gente necesita comprar varios kilos de un producto que considera está a buen precio pero el dinero que carga sólo le alcanza para uno o dos kilitos”, agrega Castillo.
A eso se agrega la imposibilidad de conseguir puntos de ventas de los bancos, con lo que las personas tendrían la alternativa de pagar con tarjetas de débito.
Pidieron públicamente al alcalde Barreras interceder para que les instalen ese servicio.
Alida Franco, comerciante de mercado desde hace unos 30 años, también considera el problema como el más serio que confrontan actualmente.
“Las ventas están bajas porque la gente no recibe suficiente efectivo en los bancos y nosotros no tenemos punto para que puedan comprar con tarjetas”, señala.
Dice que no las está viendo mal del todo gracias a que, por su larga trayectoria en los mercados, ya tiene clientes fijos que la buscan donde esté y si no cargan efectivo le hacen transferencias para adquirir aliños u otros productos.
Como esos tres comerciantes hay muchos del mercado de Cabudare que han visto reducir sus ventas a raíz de los racionamientos impuestos por algunos bancos para la entrega de dinero.
“Yo no tengo problemas porque donde yo trabajo me pagan en efectivo y puedo comprar lo que quiera, hasta donde me alcance, claro”, argumentó una señora que andaba haciendo su mercado.
Algunos comerciantes si disponen de puntos de venta que les han facilitado amigos o familiares, pero le agregan un porcentaje a las ventas, generalmente de un 10 por ciento, que las personas aceptan por la necesidad de adquirir los alimentos.
Con respecto a los precios, coincidieron en que se mantienen y ponen como ejemplo la lechoza a 2.000 el kilo, cambures a 1.800, Yuca a 2.200, Piña entre 1.000 y 1.500, Guayaba a 1.500 y plátanos a 2.000.