Un alto funcionario estadounidense aseguró que las sanciones de Washington contra Venezuela no apuntan a un cambio de régimen, sino que solo buscan presionar al gobierno del presidente Nicolás Maduro para que cambie su «comportamiento» y restablezca los estándares democráticos después de que iniciara un proceso para reescribir la constitución de la nación sudamericana.
Los comentarios de Rick Waddell, subasesor de seguridad nacional, indican un ablandamiento en la posición de Estados Unidos después de que el presidente Donald Trump sugiriera el mes pasado que su gobierno podría considerar la posibilidad de una acción militar y de que su diplomático principal, el secretario de Estado Rex Tillerson, planteó la idea de presionar a Maduro para que dejara el poder.
Waddell dijo que las sanciones impuestas en agosto por el gobierno de Trump están «enfocadas en el comportamiento».
El paquete de sanciones prohibió a las instituciones financieras estadounidenses proveer dinero fresco al gobierno venezolano o a la petrolera estatal PDVSA. También prohibieron el intercambio de dos bonos que el gobierno emitió recientemente para eludir su creciente aislamiento de los mercados financieros occidentales. Adicionalmente, la filial estadounidense del gigante petrolero venezolano, Citgo, ya no podrá enviar dividendos a Venezuela, algo que Caracas dice que seguirá aplastando su golpeada economía.
«Queremos que el régimen venezolano vuelva al proceso democrático», dijo Waddell. «Nos gustaría que respeten los derechos humanos. Queremos que respeten la propiedad. Eso no requiere necesariamente un cambio de régimen».
Estados Unidos ha intensificado su presión sobre Venezuela a medida que Maduro ha consolidado su poder en los últimos meses. Más de 120 personas han muerto durante los cuatro meses de protestas contra los planes de Maduro para reescribir la Constitución. Un referéndum celebrado en julio dio a sus aliados la autoridad para iniciar el proceso, a pesar de que la votación fue ampliamente criticada en el país y en el extranjero por presuntos fraudes y falta de supervisión.
Trump puso a Estados Unidos en territorio desconocido el mes pasado, cuando dijo que no descartaba una acción militar contra Venezuela, aunque nadie en el gobierno de Estados Unidos había indicado que hubiera planes concretos para tal intervención.
Tillerson, por su parte, dijo que están evaluando las opciones políticas para crear condiciones para que «o bien Maduro decide que no tiene futuro y se marcha por su propia voluntad, o bien podemos devolver los procesos de gobierno a su Constitución».
En este momento, el principal enfoque estadounidense sigue siendo la presión económica.