Este es un tema nada fácil de abordar. Existen diversas interpretaciones sobre su origen y sus implicaciones en nuestra economía. El Gobierno nacional ofrece su punto de vista, la oposición exhibe la suya y los economistas, como siempre, no nos ponemos de acuerdo sobre este delicado tema. Sin embargo, todos creen que tienen la razón.
Por razones de espacio, trataremos de esbozar nuestros argumentos en varias entregas que deben interpretarse solo como una opinión más que pudiera hipotéticamente contribuir a aclarar o a enredar el tema planteado.
A continuación haremos, como es costumbre, algunas preguntas cuyas respuestas podrían conducirnos a encauzar luces sobre el financiamiento internacional, que es de lo que se trata este problema. ¿Cómo llegamos a esta situación? ¿Cuáles fueron sus causas? ¿Se esperaban este tipo de medidas? ¿Qué reacciones tuvieron nuestros agentes económicos? ¿Qué tipo de medidas son estas? ¿Vendrán otras medidas? ¿Qué implicaciones tendrán en nuestra economía? ¿Qué medidas podría tomar el Gobierno para intentar contrarrestarlas?, etc., etc. Como podrá inferirse, no intentaremos responderlas todas, más bien algunas de ellas sin excluir una muy importante: ¿Tiene conocimiento el venezolano de a pie sobre estas decisiones financieras?
Comencemos por esta última que nos luce muy pertinente. No sería una exageración señalar que, en términos generales, muchos venezolanos carecen de cultura financiera. Es una materia tan específicaque, hoy en día, son pocas las universidades que la ofrecen a nivel de pregrado y quienes la conocen lo han hecho en la universidad de la vida con suma dificultad.
Esto crea un ambiente muchas veces impregnado de desconocimiento e incertidumbre donde cualquier opinión pública que se emita sobre este intrincado tema es considerado como válido, lo cual da pie para interpretaciones erróneas (son la peor agresión en los últimos 200 años), manipulación de la información (me van a obligar a cerrar a Citgo) y diagnósticos no necesariamente ciertos, quedando la población ávida de conocimientos sin saber qué decisiones tomar.
Por lo tanto, debemos ser muy cuidadosos a la hora de analizar e interpretar este tipo de medidas financieras que hasta el momento tienen un denominador común: van afectar seriamente nuestras finanzas internacionales.
Importancia del financiamiento internacional
Desde hace muchos años constituye un bastión fundamental para el bienestar y desarrollo de las naciones. Quizás el ejemplo más convincente fue el llamado Plan Marshall (denominado así por su creador el general norteamericano George Marshall), que fue un plan de ayuda financiera a la reconstrucción de las economías europeas, después de finalizada la II Guerra Mundial, en 1948.
En total, 16 países de Europa recibieron financiamiento de los mercados internacionales, fundamentalmente, de los Estados Unidos, por un monto aproximado de 20 mil millones de dólares para la reconstrucción de sus devastadas economías.
En un sentido más estricto, el mercado financiero internacional comprende, según James – Otis Roder “operaciones de endeudamiento que resultan de la transferencia de recursos financieros, o sea financiamientos internacionales producto de una operación de intermediación financiera, en la que a su vez se produce una transferencia de recursos financieros entre dos países.” (Elementos de Finanzas Internacionales, Editorial Sucre, Carracas, 1988, pág. 405.
Este tipo de operaciones podrán también llamarse financiamiento externo aunque no es la única modalidad. También existen otros tipos de créditos internacionales, prolijos de enumerar, entre los cuales se destacan las emisiones de bonos internacionales que realiza tanto el sector público con el privado. Pues bien, todas estas operaciones de endeudamiento las ha realizado el Gobierno nacional desde épocas de la colonia (la primera la solicitó el Generalísimo Francisco de Miranda al reinado de la Gran Bretaña para financiar la guerra de Independencia) hasta hipotecar el futuro de nuestra economía con la emisión de bonos soberanos y de Pdvsa cuyos vencimientos van más allá del 2030.
En suma, no se trata de cuestionar las operaciones de crédito externo o interno, sino el destino que se le da a dichos fondos. Según el economista y diputado José Guerra, el país debe en total 146 mil 525 millones de dólares, lo que representa un 80% del PIB, un monto totalmente impagable con los actuales precios del petróleo de 45 dólares por barril, (Semanario Quinto Día, del 25 de agosto al 1 de septiembre 2017, pag149.
Lo más contradictorio de este elevado endeudamiento es que la mayor parte se contrajo cuando los precios de los hidrocarburos alcanzaron su máximo histórico y no había justificación técnica alguna para endeudarse a tales niveles.
En una temprana conclusión, podríamos señalar que como consecuencia de no ahorrar durante los años del boom petrolero, endeudarse frenéticamente y no hacer buen uso del dinero obtenido, el país se encuentra en una situación muy comprometida para cumplir cabalmente con sus acreedores.