Continuando con el análisis de los resultados del “Barómetro de las Américas” en su ronda 2016-2017 producido por la Universidad de Vanderbilt y su aliado local el Centro de Estudios Políticos de la UCAB, resaltamos algunos aspectos que consideramos vitales para determinar el sentimiento de opinión pública que se mueve actualmente en Venezuela.
78% de los venezolanos indica que su situación económica personal es peor que el año anterior; reflejándose un incremento del 14% comparativamente hablando con el año 2014.
Este indicador en particular muestra el impacto que la crisis económica sobre cada venezolano independientemente de su postura ideológica. Esto nos lleva a la conclusión que el liderazgo político del país está sentado sobre una “bomba de tiempo” que cada día aumenta el ritmo de su dimensión hacia lo desconocido y sobre la cual, no hay respuestas ni tibias ni lentas ni complejas ni de ninguna índole salvo aquellas disquisiciones abstractas que a diario observamos en el debate político.
Pero aún hay mucho más sobre lo que preocuparnos. Según el estudio, 81% de los venezolanos manifiesta que el ingreso o sueldo que perciben en su hogar no es suficiente para cubrir sus necesidades. Un indicador particularmente espeluznante que quizás nos explique el por qué en los últimos seis meses se han ido del país alrededor de ochocientos mil venezolanos buscando rumbos diferentes en naciones como Argentina, Perú, Colombia, Chile, Panamá, Ecuador y España, entre otras, escapando de una cotidianidad que les impide subsistir decentemente.
Este dato muestra la debilidad de nuestras instituciones incapaces de garantizar una estabilidad mínima del valor de la moneda para que a cada ciudadano y su familia les pueda ser útil el ingreso que perciben por su trabajo.
En paralelo a este dato, nos encontramos un número pequeño de venezolanos que nadan en la riqueza material sin importarles el estatus de sus paisanos, gracias al perverso mecanismo de la manipulación cambiaria, que les permite hacer enormes fortunas personales en divisas que ni siquiera reinvierten en el país.
Con este horrendo dato podemos inferir estadísticamente que cerca de ocho de cada diez hogares de venezolanos rondan el infierno de la pobreza. Un sistema político que navegue en estas aguas obviamente para nada goza de buena salud y en cualquier momento apunta a un naufragio seguro.
Otro elemento importante que nos trae el Barómetro de las Américas en su capítulo Venezuela y que caracteriza técnicamente el momento-cumbre actual del país es el referido a la inseguridad; que si bien es cierto, frente a los problemas económicos ha cedido importancia en la percepción ciudadana, no es menos cierto que sigue latente y profundizándose en sus impactos a la sociedad.
Así, dos de cada cinco venezolanos reportan haber sido víctimas de algún tipo de acto delincuencial en los últimos doce meses. Esta cifra es la más alta desde 2010, lo que nos indica el nivel de deterioro en materia de seguridad que hemos sufrido en los últimos tiempos y que sin duda, es también un aspecto que está empujando dramáticamente los niveles de migración de nuestros connacionales.
Este dato lo redondeamos cuando entre 2007 y 2012 más de la mitad de la población se sentía algo o muy segura en su lugar de residencia y entre 2014 y 2017 esa proporción bajo a apenas un tercio de la población.
Ya para finalizar esta percepción científica de lo que es hoy Venezuela, tenemos que un 30% de los encuestados revela que tuvo que pagar algún tipo de soborno en el último año. Los lugares donde se refleja porcentualmente más alto este indicador son los municipios con un 21,3%, la policía con un 19,2%, los juzgados con un 17,9%, los empleados públicos con un 15,1 por ciento y la institución castrense con un 14%
Increíble como el deterioro de los códigos de ética y ciudadanía se han devaluado en una sociedad permeada por la corrupción que impide el cambio político en el país a toda costa para mantener privilegios inaceptables y groseros. Si tuviéramos que mostrar en cifras absolutas el balance social actual del país tendríamos que decir que cien mil venezolanos están disfrutando unos estándares de vida similares a príncipes sauditas mientras que cerca de veintinueve millones novecientos mil están soportando la peor crisis económica vista en décadas en Venezuela.
Por lo tanto, es absolutamente inviable el modelo socioeconómico implantado en la actualidad y cuyos frutos están siendo mostrados no solo por este estudio citado sino por una cruda realidad que sacude la cotidianidad de las personas.
