El director de cine mexicano Guillermo del Toro hechizó al festival de Venecia, con una magistral y delicada fábula de amor entre una princesa muda y una extraña bestia anfibia.
«El cuento de hadas es el antídoto perfecto contra el cinismo, porque toca las emociones», reconoció el cineasta tras presentar su último filme, «La Forma del agua», en competición junto con otras 20 películas en el festival internacional de Cine de Venecia.
El realizador mexicano da rienda suelta a su pasión por las criaturas fantasmagóricas, a las que ambienta en un extravagante universo visual, arrancando aplausos y críticas entusiastas de especialistas y público.
Ambientada en 1962, en plena Guerra Fría, narra la historia de una joven muda, Elisa (Sally Hawkins), quien vive una existencia solitaria pero serena sobre un cine de barrio sin clientes.
El filme es considerado entre las mejores películas de del Toro después del «Laberinto del fauno», ganadora de tres premios Óscar y es candidato tan sólo un día después de iniciado el certamen entre los vencedores del codiciado León de Oro de Venecia.