Hay trechos de la avenida Lara, una de las principales vías del este de Barquisimeto, cuyas fallas demuestran la falta de atención de instituciones públicas a las cuales compete el adecuado funcionamiento de la ciudad. La preocupación la expresaron vecinos de los edificios cercados al ver cómo avanza el deterioro del espacio sin que las autoridades actúen.
Como problema más grave plantearon los vecinos un hueco que desde hace aproximadamente un mes se abrió en el centro de la avenida Lara con calle Capanaparo. El orificio está cubierto de agua de cloaca y el líquido hay días cuando fluye por toda la avenida.
En ese mismo tramo las lámparas de los postes son inútiles, desperfecto que agrava la situación porque cuando anochece no pocos carros caen en el hueco. Solo la noche del sábado la inquilina de una torre adyacente contó una docena de vehículos accidentados por caer en el hundimiento. Para advertir a los conductores de la existencia del hueco, colocaron bolsas de basura cercándolo, pero de nada sirven en la oscuridad.
La avería en las cañerías ha sido reportada a Hidrolara, pero hasta esta semana la gerencia no había dado solución. Es, por lo que cuentan los residentes de la zona, un asunto de vieja data que no ha sido solventado de manera eficiente, porque hace cuatro años se abrió un orificio en el mismo punto.
Complica todavía más el daño en la transitada vía el hecho de que desde hace unos 20 días los carros pasan a alta velocidad y cometen otras infracciones debido a que el semáforo que está justo entre la Lara con calle Capanaparo no funciona.
Al mediodía, el congestionamiento en ese trozo de la avenida es frecuente tanto por la falla del semáforo como porque en la Capanaparo desde la mañana y hasta las 04.00 de la tarde se instalan vendedores informales de pan, frutas, verduras y huevos. Los clientes en lugar de bajar a hacer la compra lo hacen desde el vehículo y, por eso, se produce el embotellamiento.
Hace un año, recordaron vecinos, la Alcaldía se comprometió con los vecinos a mover a estos comerciantes informales para evitar el desorden, pero hasta la fecha no han cumplido.
De las labores de mantenimiento de los árboles en la avenida también se quejan quienes habitan en la zona. “Ni cuando pasa la Divina Pastora”, dijo una vecina en referencia a la casi nula frecuencia de las jornadas de acondicionamiento.
Voluntad de encargarse tienen los ciudadanos, pero si lo hacen corren el riesgo de ser sancionados por delito ambiental, como cuando la Guardia Nacional Bolivariana intervino cuando en uno de los edificios intentaron quitar varias ramas.
Angustia también a los habitantes la abundante acumulación de basura que en ocasiones se hace en la avenida Terepaima con Lara, pues el mal olor y las moscas llegan hasta algunos apartamentos cercanos.
Lo inmediato, coincidieron, es la reparación del sistema del aguas negras y que rellenen el hueco para evitar males mayores.