Desde el miércoles 23 de agosto hasta el sábado 26 estuvo en cautiverio un productor quiboreño de 31 años de edad. Estaba en manos de un grupo delictivo dedicado particularmente al secuestro en los municipios Jiménez y Andrés Eloy Blanco, presuntamente liderado por Julio César Mendoza Martínez, alias El Julito, perseguido por la justicia por múltiples casos de este tipo y por un homicidio. La liberación de la víctima y captura de cinco de los delincuentes fue resultado de una operación encabezada por el Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (Conas) de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
Delwinson José Sangroni Mendoza (23), Rolando José Peroza Gómez (39), Williams Antonio Galindez Soto (28), Leidy Yolimar Martínez Vega (36) y Gabriel José León Rodríguez (29) son los cinco presuntos implicados en el secuestro. Están a la orden de la fiscalía cuarta y, ayer martes, fue la audiencia de presentación. Les dictaron privativa de libertad mientras prosiguen las averiguaciones. Como parte del procedimiento también se retuvieron dos vehículos.
Días de desasosiego
El mismo día del plagio la familia denunció ante el Conas lo sucedido y comenzaron las investigaciones para recuperar sano a la víctima, por cuya liberación los secuestradores pedían 200 millones de bolívares a través de llamadas telefónicas. Cada vez que se comunicaban amenazaban con mutilar partes del cuerpo del secuestrado si no los obedecían.
Al hombre lo obligaron a subir a un carro con amenazas de muerte el miércoles 23 por la noche cuando llegaba a su casa en Quíbor. Desde allí, al parecer, lo condujeron hacia un campo en la misma jurisdicción, donde permaneció hasta el sábado cuando lo trasladaron hacia otro sitio separado por unas dos horas de caminata desde el punto inicial.
Cuando llegaron al nuevo escondite, lo ataron a un árbol. Allí, estuvo hasta que el Conas llegó a rescatarlo.
Durante los tres días de cautiverio una tela le impedía ver la luz del sol y el rostro de sus captores, quienes lo maltrataron física y psicológicamente.
Quienes vigilaban al secuestrado el día del rescate huyeron, pero los hombres del Conas lograron aprehender a uno de los involucrados y este, supuestamente, fue quien delató a otros cuatro hombres vinculados con el caso.
Como ocurre con los grupos dedicados a este delito, entre ellos tenían bien distribuidas las tareas. La mujer, según datos extraoficiales, era quien aportaba datos a la banda sobre el agricultor. Entre tanto, las llamadas, presuntamente, las hacía El Alirito, otro de los aliados de El Julito, desde el centro penitenciario Cepella, ubicado en Guanare.