El presidente de los EEUU de Norteamérica, Donald Trump, durante la campaña electoral repitió varias veces que el cambio climático era un “engaño”. Por ello retiró a los Estados Unidos del Acuerdo de París. Así, se convirtió en el abanderado universal de quienes odian el equilibro ecológico y niegan la contaminación del ambiente destructora de nuestro planeta. A ellos no les importa la debacle ambiental que amenaza la humanidad. Ebrios de ambición, avaricia, autosuficiencia, brutalidad o ignorancia están sentenciados. Dios es claro y preciso. Y lo presenta en el libro de la Revelación. Está llegando el tiempo de “… destruir a los que destruyen la tierra”. Esto, en su Segunda Venida a este planeta. Y no es fanatismo religioso.
Hagámonos algunas preguntas: ¿Como podía saberse en el año 90 aproximadamente, después de Cristo, que el hombre iba a destruir la tierra? ¿Con que instrumento podía contar Juan para saber y escribir que dos mil y tantos años más adelante, el hombre iba a acabar con su hogar? ¿Es acaso una mentira que el ozono que Dios colocó como una capa protectora de los rayos ultravioletas, que son los más calientes del sol, está desapareciendo? ¿Acaso no es verdad que los glaciares polares se están derritiendo por el efecto invernadero y tienden a elevar el nivel del mar, por lo cual muchas costas desaparecerán bajo las aguas? ¿Es acaso un invento que la corriente marina del golfo está perdiendo su salinidad debido a las corriente de agua dulce que viene de los glaciares y tiende a estatizarse, por lo cual los inviernos y heladas hacia el norte de EEUU y Europa serán cada vez más intensos?
“Diez años es el plazo que tenemos para cambiar el modelo de desarrollo actual por uno más sostenible, si no queremos que el deterioro del medio ambiente sea irreversible”. Esta fecha de caducidad de la Tierra, tan inmediata, la apuntó Fernando Prats, uno de los redactores del informe Cambio Global España 2020, en la presentación de los resultados del IX Congreso Nacional de Medio Ambiente (Conama), realizado en Barcelona” ¿Cómo les parece? “Piedras que hablan”. Que corroboran lo que Dios viene diciendo hace más de 2000 años en las Sagradas Escrituras.
Creemos, que el tiempo de rectificar y recuperar el ambiente ya pasó. Apoyamos irrestrictamente la causa ecológica, pero recuperar los daños que el hombre ha causado al planeta, imposible. Ni que las potencias mundiales paralicen la contaminación de los mares y los océanos. Ni que detuvieran por un día, la emisión de gases contaminantes de la atmósfera. Ni que dejasen de talar los árboles y hubiese una campaña mundial de reforestación de bosques. Aún, cuando se hiciera un alto en todos los frentes de destrucción del planeta, la debacle de la tierra es un hecho. Camina inexorablemente hacia su fin y no es un asunto religioso, repetimos, los expertos lo confirman. Es una situación que no tiene vuelta atrás, sencillamente “… porque la boca de Jehová lo ha hablado” Isa.58:14.
Ojo, no es cuestión de ser pesimistas tampoco. Es algo que tenemos en “nuestras propias narices” pero no queremos verlo. El llamado desesperado de Dios a nosotros los cristianos es a predicar de su amor a todos sin distinción alguna. Apartar ese YO que nos aleja de ÉL y vivir una entrega permanente al Señor Jesús, colaborando en todo lo que se pueda en el tema de la conservación del planeta.!Hasta el martes, Dios mediante! Próximo artículo: Cerca de ti.
William Amaro Gutiérrez
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