Uno de los más graves problemas de la política venezolana en las dos últimas décadas ha sido que se haya entronizado la mentira, la descalificación moral del adversario, la calumnia, el forjamiento de pruebas falsas contra el “enemigo”, en fin, el uso de un complejo y variado aparato comunicacional para destrozar al contrario y exponerlo al desprecio de la opinión pública.
Ese conjunto de estrategias perversas nada tienen que ver con el insustituible deber periodístico de investigar, descubrir y denunciar conductas lesivas contra la moral y las leyes que nos rigen y nos deben encausar por el camino de la superación colectiva. Esas prácticas comunicacionales que la mayoría conoce como guerra sucia se ha enquistado como un instrumento de destrucción de las esperanzas ciudadanas, en arma letal que el oficialismo usa con absoluta impunidad en perjuicio de nuestra atormentada cotidianidad y en el marco de una crisis existencial pavorosa.
Por ello, en contraposición a estas conductas tenebrosas, la oposición democrática en Venezuela está obligada en esta campaña electoral para gobernaciones y especialmente en la etapa de Primarias, a dar una demostración de altura ética y transparencia comunicacional que genere espíritu unitario y nobleza de objetivos en todos quienes anhelamos rescatar al país para la grandeza nacional.
Al lector pudieran parecerle estas reflexiones un ejercicio literario que nunca llegará a oídos de los protagonistas de la política y mucho menos a los candidatos a gobernadores. La confidencia que quiero revelar en este artículo es que este tema y propuesta le fue planteado a unos de los candidatos de la MUD en Lara, concretamente a Luis Florido, por parte de la Coordinación de Independientes de la cual formo parte y su respuesta fue afirmativa, sin que por ello se comprometa a un guión signado por la pacatería, también contrario al ánimo y combatividad que son consustanciales a las contiendas democráticas.
Excelente aliado de esta propuesta, asumida como buena por el candidato, han resultado ser los jóvenes periodistas que acompañan a Luis Florido en sus giras y actividades de campaña, quienes con inteligencia y profesionalismo han sabido interpretar la misión política que toca realizar en estos momentos a los líderes de la Unidad Democrática.
La gran credencial que tienen tanto Luis Florido como Henri Falcón es que son demócratas, ese es un valor fundamental en momentos cuando necesitamos estar unidos para enfrentar un totalitarismo que como hiedra venenosa intenta cubrir todo el tejido social venezolano para asfixiarnos con el miedo y paralizar nuestra misión de rescatar al país para la vida, entendida como la proclamó Unamuno frente a Millán Astray.
No obstante entre ambos hay diferencias frente al reto de estas elecciones regionales. Henri Falcón las asume como una oportunidad para mantener espacios de Poder, mientras que Luis Florido, al igual que Alfonso Marquina, líder de Primero Justicia en Lara, partido que apoya al candidato de Voluntad Popular, mantienen la tesis que estas elecciones son un movimiento táctico, una etapa de la Rebelión Ciudadana en su ruta para conquistar Miraflores. Será el pueblo demócrata quien decida por una u otra opción. Lo importante es participar, votar y continuar en la lucha.
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