El próximo 14 de septiembre se celebra otro aniversario de la fundación de Barquisimeto y quienes en verdad les duele la ciudad donde nacieron o residen están preocupados por la falta de atención a algunas de sus plazas o parques más emblemáticos.
Durante los últimos años se ha vuelto algo común encontrar plazas donde antes se rendía honor a próceres o patronas, como la Divina Pastora o Virgen de Coromoto con bustos o estatuas y sólo quedan pedestales solitarios, parcialmente destrozados.
Ese es el caso de la plaza Carlos Soublete, en la urbanización El Parque, frente al banco de Sangre, donde, hace algunos años, se robaron el busto del prócer oriental y nunca nadie se preocupó por reponerlo.
Lo mismo ocurrió con la estatua de Juan de Villegas, en la plaza La Mora, retirada hace años por un grupo chavista, supuestamente nacionalistas, que no ha sido sustituida por otra, pese a existir tantos héroes pendientes de honores en nuestro país.
Algunos han propuesto las colocación de un busto dedicado a algunos de los brillantes músicos larenses que nos dejaron físicamente pero quedan sus obras que enriquecen el patrimonio musical venezolano.
Pero las imágenes religiosas no se han salvado de la indiferencia oficial, en este caso de quienes se han desempeñado últimamente como autoridades municipales en Iribarren.
Uno de los mejores ejemplos está en la plazoleta de la Coromoto, a un lado de la basílica menor, en la avenida Libertador, donde existen dos monumentos alegóricos a la Divina Pastora y a la aparición de la Virgen de Coromoto a los indios en las inmediaciones de Guanare.
Las figuras, de gran valor artístico, se encuentran deterioradas por la acción de vándalos o de la indiferencia por parte de quienes, desde la alcaldía de Iribarren o de la gobernación, deben vrelar por su mantenimiento.
Además del deterioro de las figuras, las fuentes ornamentales de agua dejaron de funcionar hace mucho tiempo y también el alumbrado deja mucho que desear.
Afortunadamente la empresa privada, concretamente Farmartodo, destinó una partida presupuestaria para la recuperación de las áreas verdes, podar las plantas y darle un aspecto más atrayente al lugar que puede ser sitio de reunión familiar, sobre todo por estar al lado de un templo tan concurrido como es el de la Coromoto.