A comienzos del siglo XX las postales eran para la época lo que Instagram, Facebook, Twiter y WhatsApp representan para la actual; una manera de reconocer y comunicar los espacios y comunidades, con la pequeña diferencia de que las postales utilizaban el correo postal, un medio de comunicación considerado obsoleto hoy en día y constreñido a asuntos legales. Las postales mostraban espacios públicos, monumentos y situaciones que engalanaban los orígenes. Previo a éstas se utilizaron las cartas de visita que presentaban individuos, parejas o familias que antes de llegar a su destino servían para presentarlas.
Las postales, hoy en día objetos museográficos, fueron comunes hasta la década de 1970. En toda oficina postal se podía adquirir una que representaba los íconos públicos y al respaldo contaba con un espacio para escribir un escueto mensaje y colocar el timbre fiscal que pechaba su destino.
Los fabricantes de postales utilizaban fotografías propias y ajenas indistintamente, puesto que para entonces ninguna ley protegía los derechos de autor. Una fotografía publicada en cualquier medio impreso podía ser manipulada por un fabricante de postales, añadiéndole color o utilizándola crudamente. De allí surgió la identificación que acompañó la creación fotográfica a comienzos del pasado siglo: una marquesina o la rúbrica del creador. Aún así toda toma interesante o mercadeable podía ser objeto de reproducción a mediana o gran escala.
Muchas de las fotografías que conocemos de nuestra ciudad fueron realizadas por Evaristo y Segundo Reyes Yánez, pioneros de la fotografía documental y primeros impresores de postales en Barquisimeto.
Los hermanos Reyes Yánez nacieron en Aguada Grande, Municipio Urdaneta del estado Lara. Evaristo en 1900, su hermano Segundo tres años después. Se formaron en Siquisique, la capital del municipio, hasta que en 1913 la familia se trasladó a Barquisimeto. Evaristo trabajó como dependiente de la Casa Blohn y aquí aprendió el arte de la fotografía, probablemente en el estudio escuela que estableció Jesús María González y que habría de continuar su hijo Jesús González Meléndez.
Ya en 1920 encontramos fotografías de los muy independientes hermanos Reyes Yánez, que establecieron un comercio fotográfico dedicado a documentar el entorno urbano de Barquisimeto a través de la impresión litográfica de postales. Lo llamaron Impresos y Foto Capitol la cual se establecería en la av. 20 entre calles 24 y 25, y luego la mudarían a la calle 37 y permanecería activa hasta finales de la década del 1960. Imprimió fotografías propias y de algunos de sus contemporáneos: Enrique Avril, Ernesto Balestrini, Amábilis Cordero y Arturo Cordiglia.
Trabajaban con cámaras Speed Grafic de gran formato, lo que les permitía realizar copias (internegativos) en film pack y reproducir los originales en papel de manera directa, a la manera de una copia contacto tramada. Posteriormente trabajarían con impresión litográfica añadiendo color a las fotografías e interviniéndolas de muy diversas maneras.
Los hermanos Reyes Yánez, primeramente y luego Evaristo solo, registraron espacios y eventos públicos de extraordinaria importancia. Me atrevería a asegurar que de no ser por ellos, careceríamos de testimonios fundamentales de nuestra historia regional. Me remito: la caída del avión del piloto Landaeta, allí en ese preciso momento estaban los hermanos Reyes Yánez registrándolo. Otro, el entierro de las niñas víctimas de la tragedia de la Escuela Whonsiedler. La llegada de la estatua de Bolívar que hoy luce la plaza Bolívar, transportada en el ferrocarril. Fotografías de las calles adoquinadas, inauguraciones, desfiles, espacios públicos, fueron convertidas en postales
Muchas de las copias y postales se encontraban distinguidas con un número que las identificaba, sino la rúbrica de los autores, o autor en caso de la segunda época donde las fotografías fueron personalizadas por Evaristo Reyes Yánez.
Su viuda Doña Ernestina Soto de Reyes Yánez, a quien vemos en una de las gráficas exhibiendo un retrato de su difunto marido, nos proporcionó en vida importantes testimonios de las diversas épocas del trabajo fotográfico de su esposo y del proceso de industrialización de la producción de postales. En una ocasión me confesó que las postales que mayor éxito de ventas tenían eran las referidas a tragedias. Igual confesión me había hecho Don Francisco Villazán y Carrillo décadas atrás al preguntarle por las preferencias que percibía en el público lector barquisimetano: tragedias, me respondió; “se venden como pan caliente”.
Evaristo Reyes Yánez murió en Barquisimeto en 1976, ya años antes había muerto su hermano Segundo. Doña Ernestina e hijos, continuaron con la empresa de impresión de postales que creció de manera importante como industria de impresión y distribución de tarjetas y postales. Luego la vendieron y adquirió otra denominación comercial.
La mayor tragedia de Barquisimeto se refleja en la obra de estos precursores, al contemplar el resquebrajamiento urbano y paisajístico que ha sufrido, borrando su faz para convertirla en añoranza.