Los vecinos de la urbanización El Recreo -municipio Palavecino del estado Lara- fueron testigos de un atroz asesinato que comenzó, la tarde de viernes, como el secuestro de un taxista de 51 años de edad.
La dantesca escena que incluía el cadáver de un hombre ensangrentado, aplastado por su propio carro, será una huella lamentablemente indeleble en la memoria de los habitantes de la calle 2 de El Recreo –la de Balanzas Lara-; o al menos así lo hicieron saber.
La víctima fatal se llamaba Gustavo Alfonso Caló Torres, residente de la urbanización Las Mercedes de Cabudare.
Testigos del hecho hablan de cuatro delincuentes: dos hombres y dos mujeres; todos con aspectos de adolescentes, nerviosos y “novatos”.
Se supo que al taxista lo tenían sometido bajo amenaza de muerte e incluso habrían llamado a familiares para pedir rescate por él, quien iba al volante durante toda la operación delictiva. Lo habrían doblegado tras solicitar sus servicios.
Se presume que transitaban por la avenida El Palmar, cuando, a eso de las 4:30 p.m., cruzaron para bajar por la calle 2 de El Recreo –hacia la avenida El Placer de Cabudare- sin saber que estaba cerrada por una barricada de sacos.
Con el vehículo en marcha –marca Daewoo- Gustavo Alfonso habría intentado escapar de sus captores, lanzándose del mismo; pero en el acto, antes de encontrarse con el pavimento, recibió el disparo de un arma de fuego, cerca de su oído derecho.
“Se escuchó como si una tabla hubiese caído desde muy alto”, narró a EL IMPULSO, una residente de la zona sobre lo ocurrido.
Explicaron que los antisociales mostraron preocupación e intentaron huir en el carro, pero se les notaba la impericia al volante.
En el ensayo chocaron con un árbol y, en retroceso, pasaron por encima del cuerpo inmóvil de Caló Torres, que yacía frente al portón de la parcela 56 de El Recreo.
No les quedó de otra que huir a pie, dejando el automóvil encendido y los limpiaparabrisas activados.
Las dos mujeres, según cuentan, salieron corriendo y se perdieron de vista. Los muchachos, por su parte, caminaron con dirección a la urbanización Las Mercedes y se metieron a una bodega de la comunidad para cambiarse la franela. Cargaban consigo el reproductor del carro.
El Cicpc se apersonó en el lugar y en la morgue del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda para determinar a ciencia cierta lo acontecido.
Los familiares se mostraron herméticos ante el vil crimen.