Nada de lo que ha hecho la Constituyente, ni lo que hará, tendrá validez, porque todas sus actuaciones son írritas, afirma el Dr. Simón Saavedra Hernández, abogado constitucionalista, quien considera que abrogarse las competencias de la Asamblea Nacional ha terminado por hundir al régimen ante la comunidad internacional
En este momento hay que recalcar que la Constitución originaria fue la del 10 de diciembre de 1811, por ser la primera del país, la segunda del continente americano y la tercera del mundo, que la precedió en Francia, incorporando como ésta los principios fundamentales de la convivencia democrática. Venezuela ha tenido 26 Constituciones y la de mayor vigencia fue la de 1961 con 38 años de aplicación. Sustituyó a la de Marcos Pérez Jiménez y para su elaboración fueron consultados todos los sectores de la vida nacional, incluyendo la Iglesia. Fue votada con el 90 por ciento del patrón electoral.
Ya el pueblo rechazó la reforma que el entonces Presidente Chávez propuso hacerle a la Constitución del 99 y la actual Constituyente, ilegítima e inconstitucional, tuvo una votación de menos del 10 por ciento del electorado, aglutinado en el Partido Socialista Unido de Venezuela y en otras organizaciones del llamado Gran Polo Patriótico.
Es por ello que las actuaciones de esa Constituyente son nulas, abusivas e ilegítimas porque todas violan la actual Constitución.
Entre los argumentos de peso, dijo el Dr. Saavedra Hernández, figuran las jurisprudencias de la Corte Suprema de Justicia (hoy Tribunal Supremo de Justicia) de 1998. En ese entonces, la Sala Político Administrativa en dos sentencias expresa que para ser legal el referéndum corresponde al pueblo el voto para validar la convocatoria.
En la convocatoria realizada para esta Constituyente no se acudió al referéndum establecido en la Constitución, lo que la invalida por completo.
Juristas ampliamente reconocidos como Allan Brewer Carías, Eduardo Prat, Luis Ugalde, Jesús María Casal y otros han señalado por distintas vías que esta Constituyente no tiene fundamentos para efectuar sus deliberaciones, ni mucho menos para elaborar un texto constitucional, ya que saltaron todos los procedimientos que debieron haber cumplido antes de instalarse, comenzando por someterse a una consulta popular si era procedente o no la convocatoria a efectuarla.
Entienden los versados juristas que existen unos derechos adquiridos por la colectividad venezolana en el ámbito de los derechos humanos y, además, la progresividad de esos derechos por la soberanía que le es propia.
Si los trabajadores en la contratación colectiva adquieren derechos que no pueden ser desmejorados, tampoco en los derechos del soberano como ha sido identificado el pueblo puede ocurrir desmejoramiento alguno, sobre todo porque la Constitución establece claramente esos derechos.
La impresión que tiene la gente al observar todas las actuaciones de quienes se dicen constituyentistas es que estamos en presencia de una obra teatral bufa.
Conviene recordar que para la convocatoria de la Constituyente, el presidente de la República dijo que serviría para resolver la crisis que ha ocasionado los peores males a la población.
Mintió el jefe del Ejecutivo nacional porque la Constituyente tiene como finalidad elaborar una Constitución, pero para ello requiere que ese objetivo se cumpla previa aprobación de la soberanía popular.
La crisis no sólo se ha mantenido, sino que ha empeorado, porque los ingresos del país han disminuido considerablemente porque cada vez es más baja la producción de petróleo, que genera las divisas. Y, al mismo tiempo, el país no tiene dónde obtener más créditos porque se le han cerrado las puertas de las instituciones financieras y de los países que podrían proporcionárselos. Además pende sobre Venezuela la amenaza del default por no poder cumplir con las obligaciones de la deuda.
Si el Tribunal Supremo de Justicia por sus sentencias 155 y 156 originaron una oleada de protestas cuyos resultados trágicos todos conocemos, la Constituyente que no sólo se ha hecho acreedora al desprecio de la población, sino al rechazo de más de 40 países, ahora tendrá que recibir la repulsa de la comunidad internacional. Y lo peor de todo es que este régimen que ya ha quedado aislado, se hunde por su propio peso que es esa Constituyente ilegal, inconstitucional y abusiva.