Del campo ya no se obtienen las cifras de décadas anteriores. Sea el rubro que sea o el animal que se críe, sin importar zona del país, técnicas ni labores agrícolas, Venezuela registra números cada vez más deprimidos, los cuales pudiesen no tener pronta recuperación en medio de una fuerte crisis política, institucional, social e internacional como la actual.
Al respecto, Carlos Odoardo Albornoz, presidente de la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga), señaló que el contexto venezolano es alarmante. La renta petrolera se encuentra comprometida y existe poca capacidad de endeudamiento. Si a esto se agrega que la comunidad internacional le da la espalda al Gobierno por el conjunto de actuaciones política tomadas, el escenario es desfavorable económica y productivamente para el país, ya que además fueron “desvalijadas” las empresas que producían de insumos y alimentos en el país.
Venezuela apenas produce 17% del maíz que demanda. Sin embargo, bajo las actuales condiciones alcanzar esta cifra será casi imposible. La entrega de maíz amarillo para alimento balanceado para animales también es nula.
De arroz sólo se alcanza el 25% del consumo nacional, 36% de la caña de azúcar y las plantas de café no fueron abonadas, por falta de fertilizante. El contexto es absolutamente negativo. De intentar atender dicha demanda con recursos del petróleo, es de recordar que la producción petroquímica también registra inconvenientes.
Por su parte, Aquiles Hopkins, presidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios (Fedeagro), aseveró que el manejo que ha hecho el Gobierno no es la correcta forma de dirigir las riendas de un país. No existe seguridad personal ni jurídica y ambas han sido denunciadas por múltiples sectores, por ser realidades que violentan los derechos humanos y alejan cualquier posible inversión del país.
Empresas internacionales como líneas aéreas, nacionales e internacionales, y en muchos otros sectores, han abandonado el país, generando no sólo pérdidas de bienes y servicios, sino también desempleo, lo que también desconecta a Venezuela con el mundo.
“El Gobierno nacional tiene que comprender la situación y no sólo creer que todos los demás son culpables de lo que pasa. Algo no debe estar bien para despertar tantas reacciones”.
¿Qué puede hacer el campo?
Albornoz sostiene que desde los sectores de producción primaria es posible producir lo que requiere el país. No obstante, los ciclos biológicos de siembra han concluido en la práctica. Lo que se puede producir en lo que resta de año, apenas sumaría 20% de lo requerido para 2018. El panorama entonces es de desabastecimiento.
Pero en medio de las dificultades que atraviesa Venezuela, el presidente de Fedenagas aseveró que el sector ha recibido muestras de apoyo de gremios de producción de alimentos de Colombia, Chile, Uruguay, Paraguay, Argentina y Brasil. No obstante, para recibir esta ayuda se requiere de condiciones y confianza en el país.
Esto se traduce en seguridad jurídica y libertad económica, además de acceso a insumos, agroquímicos, fertilizantes y repuestos para maquinarias, los cuales provienen del exterior, para cuya compra se requieren divisas, que es un recurso controlado por el gobierno en los términos de legalidad. Exigen un sistema de cambios responsable y serio, que atienda el mercado, ya que es el dólar paralelo, el que marca la pauta, genera más inseguridad y menos estabilidad al sector.
El ganadero recordó que Venezuela está suspendida como miembro del Mercado Común del sur (Mercosur), más las federaciones de agricultores rurales de esta conformación internacionales han dado un espaldarazo al sector en Venezuela; han mostrado su compromiso para apoyar la pronta recuperación del sector agrario.
El país funciona como un todo, por lo que el sector internacionalmente maneja sus problemas como tal. En este sentido, señaló que les preocupa e igualmente ocupa los males de fiebre aftosa que registra Colombia, lo cual subrayó que Venezuela no puede ver fuera de contexto, sino también como un todo, por la relación de las regiones; con similar visión el continente aprecia la caída productiva de Venezuela.
Sobre las expresiones de otros países, Hopkins señaló que diversas naciones se han expresado claramente, contra las faltas de Gobierno venezolano.
Respecto a la postura adoptada desde Mercosur, indicó que cualquier ruptura de relaciones internacionales afecta productivamente al país y sus sectores.
Sin embargo, dijo llamarle poderosamente la atención que Mercosur, quien fue un gran aliado para Venezuela, hoy lo veta, lo que en su opinión debe llamar a los gobernantes a la reflexión para “hacer las cosas bien”,
Sin medicinas ni semillas
Al consultarle si un aislamiento económico de Venezuela limitaría aún más la dotación de medicinas veterinarias, en especial de vacunas para el ganado bovino, lamento que en el país ni siquiera hayan medicamentos para los seres humanos. El país podría entrar entonces en una epidemia sanitaria, por lo “nefasto” del sistema político que impide el desarrollo del sector.
“Lo que este Gobierno ha promovido ha sido la siembra de preocupaciones, angustia y desesperanza. ¿Cómo podemos hablar de vacunas para animales, si no hay medicinas para enfermos crónicos ni acetaminofén?”, manifestó.
Menos del 40% del rebaño nacional adquiere sus vacunas en los ciclos respectivos contra la rabia o fiebre aftosa.
Respecto al cierre de frontera, Hopkins manifestó que, aunque se trata de una válvula de escape, por allí el flujo ya no es regular. Lo que pasa es por contrabando o a dólar no oficial, ya que el Gobierno ha dispuesto de las divisas, para hacer un manejo político de las misas.
Citó que desde Semana Santa de 2014 no se importa maquinaria agrícola al país de manera legal.
Hace más de un año tampoco ingresan semillas de hortalizas, por lo que productores de los Andes, han optado por comprar está en el hermano país o adquirirla aquí en bolívares, a precio de dólar negro, como única manera de sobrevivir económica y productivamente.
Reiteran su petición de despenalizar el ilícito cambiario y permitirles importar de manera libre, a fin de recuperar el sector. “Si no pueden administrar de manera responsable las divisas, flexibilicen el sistema”, comentó.
La adquisición de insumos y otros a dólar libre les afecta considerablemente, ya que eleva sus costos, en un escenario en el que sus ingresos son normados y regulados. Esto condena al sector productivo a la quiebra.
Negó que por el control de precios, se coma más barato.