Lorenzo Tovar: Un exabrupto penalizar el odio

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El proyecto de ley contra el delito de odio, la intolerancia y la violencia, entregado por Nicolás Maduro a la Asamblea Nacional Constituyente, está inspirado en la ideología comunista y en el pensamiento destructivo de Ernesto “Che” Guevara.

Tal es el criterio del Dr. Lorenzo Tovar, representante del Frente Cristiano para la defensa de la Constitución y la Democracia, al ser consultado por EL IMPULSO.

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El Che promovió “el odio como factor de lucha”. Decía al respecto que el odio intransigente al enemigo impulsado más allá de las limitaciones naturales del ser humano, era “una eficaz, violenta, selecta y fría máquina de matar” .

Aún más, proclamaba que un pueblo sin odio no podía enfrentar al enemigo. Porque para este régimen, como el cubano, la persona que no lo apoye es un enemigo y, en consecuencia, debe desaparecer.

Maduro ha pedido que se incluya esa ley con penas de hasta 25 años de cárcel.

Insólito es el planteamiento de Maduro, expresó el Dr. Tovar. Es un exabrupto jurídico e histórico.

No es un delito

La Dra. Yorelis Acosta, psicóloga, afirmó que el odio no es un delito. Es una emoción básica en los seres humanos. Se llama básica porque la experimentamos todos los seres humanos.

Es una emoción primaria, indiferentemente de la cultura, como las demás emociones básicas: alegría, tristeza, rabia, sorpresa, repugnancia, miedo. Y como todas ellas está ligada a la supervivencia.

En el mundo no creo que haya habido una ley relacionada con el odio, ni mucho menos que exista penalización alguna.

Pero, si revisamos todo el discurso político vamos a encontrar instigación al odio desde el gobierno comenzado por Hugo Chávez y continuado por Maduro.

La mejor forma de estimular la tolerancia y el respeto es la moderación del lenguaje por parte del propio jefe del Gobierno.

Con una ley que penalice el odio lo que se va a lograr es propiciar venganza y el régimen tendría una excusa para condenar a quienes lo adversen.

Indudablemente, lo que se busca es una nueva forma de control porque ahora los funcionarios van a estar más pendientes de lo que se diga para actuar en contra de la disidencia.

Urge poner en el tapete valores fundamentales para que haya convivencia, respeto y tolerancia

Estrategia peligrosa

En tanto, la doctora Nelly Cuenca de Ramírez, directora del Centro de Resolución de Conflictos del Colegio de Abogados, manifestó que el odio al igual que la tristeza es la expresión de una emoción.

Los delitos requieren una tipificación de la conducta, sostiene. Y el odio no puede ser tipificado como un delito, motivo por el cual resulta muy peligroso que sea utilizado como una estrategia del Gobierno para criminalizar a todas las personas que no están de acuerdo con las decisiones que sean tomadas por los funcionarios.

Legislar sobre el odio sería igual que hacerlo en torno a la rabia, la tristeza, la alegría y el miedo, comentó. Lo que busca el Ejecutivo Nacional es imponer órdenes de tipo militar.
Si lo que pretende el Gobierno es imponer respeto, no lo va a conseguir, porque tú respetas a quien crees que es respetable.

Ahora bien, ¿cómo va a hacer el régimen para saber si una persona tiene odio? ¿Cuáles son las señales exteriores que serán tomadas en cuenta? ¿Qué instrumento será utilizado para determinar que una persona tiene odio? Nadie puede juzgar una conducta subjetiva.

Evidentemente lo que se está tratando es una excusa para desatar una intensa persecución contra las personas que manifiesten o las que hagan críticas al régimen.

Retrocediendo al pasado

Con Maduro estamos de regreso al pasado, al punto que entramos antes de 1930 cuando el rey tenía todos los poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. Cuando nos convertimos en república, eso se acabó.

Pero ya vimos que antes de instalarse la Asamblea Constituyente hecha a la medida de Maduro, éste de una vez designó a Delcy Rodríguez presidenta de la Comisión de la Verdad, lo que puso en la picota el Poder Judicial que fue integrado por afectos al régimen.

Ahora con una ley sobre el odio, lo que se pone de manifiesto es que el Presidente de la República también está legislando y actuando como poder judicial, al determinar las condenas y los años de presidio.

El odio es una actitud muy personal, porque una persona puede tener odio incluso con familiares o con vecinos o con cualquier otro ser.

La legislación penal jamás ha contemplado el odio como un delito. Es posible que en un crimen pasional el victimario haya actuado atenazado por el odio, pero lo que se toma en cuenta es el homicidio. De modo, pues, que en el caso que nos ocupa, el odio viene siendo un instrumento para criminalizar a la oposición y de esa forma irla desapareciendo progresivamente. Y por ello el proyecto de ley de Maduro debe ser rechazado rotundamente.

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