Es una denuncia frecuente que se realiza no solo en el municipio Palavecino sino también en diferentes sectores del estado Lara, no obstante vecinos de La Mora específicamente tienen varios meses denunciando la situación que los agobia.
“Uno no sabe si es político o es que de verdad se roban las cosas”, expuso Josefina Mascia, quien aseguró que esto último es el argumento que se da de parte de Hidrolara cada vez que hacen las respectivas quejas.
El tema ha sido tan recurrente, que se ha hecho saber a través de diferentes medios, por lo que la afectada afirmó que es únicamente cuando la situación se hace pública que se ve cierta normalidad en el flujo de líquido vital.
De lo contrario, los habitantes de La Mora en sus diversas etapas, deben adaptarse a los horarios en que les llega el agua. “Mis hijos tienen que madrugar para poder bañarse”, dijo la mujer de tercera edad quien acababa de terminar de lavar en una ponchera porque la presión no le permite hacerlo de una mejor manera.
A ella ya se le ha olvidado lo que es ducharse, puesto que apenas al lavamanos llega un pequeño chorro y por lo tanto, se ve en la necesidad de llenar tobos de agua para poder bañarse. Ni siquiera el hecho de contar con dos tanques le permite tener cierta “normalidad”, puesto que muchas veces los mismos ni siquiera llegan a llenarse.
Mascia indicó que desde que iniciaron las manifestaciones el problema ha aumentado y cada vez es menor la cantidad de días que pueden disfrutar del servicio, el cual a pesar de ser deficiente, deben pagar como si funcionara con total normalidad. “El mes pasado me llegó el recibo por 12.800 bolívares”, indicó la dama.
A pesar de tratarse de una zona residencial de urbanismos que cuentan con los debidos procedimientos para disfrutar de estos “privilegios”, ahora sus habitantes sienten que viven como si se tratara de alguna invasión, en donde deben hacer de las suyas para lograr conseguir agua e incluso luz.
No es difícil ver camiones cisternas surtiendo la zona, ingresando a las distintas urbanizaciones; no obstante, es un beneficio que no muchos pueden costear y que incluso, amerita la unión de varios vecinos para poder pagar el servicio.
Son cientos de familias, comercios e incluso instituciones educativas las que se ven perjudicadas por no contar con un flujo constante de agua que les permita tener cierta comodidad a la hora de hacer los quehaceres más básicos.