Si coloco un terrón en agua se disuelve, pero si coloco el agua necesaria a un conjunto o montón de polvo de tierra obtengo un terrón mojado; cuando se seque el terrón seguirá unido. El agua del terrón sigue en él en estado molecular. Es el agua de constitución. Agregar el agua necesaria a los granos de polvo es convertir el polvo en un sólido. La mezcla de partículas de polvo con el agua necesaria se convierte en un sólido. Inicialmente el sólido se presenta húmedo; la humedad es la relación por exceso del agua en el polvo. Por el proceso de evaporación desaparece la humedad y el polvo sólido con el agua de constitución se convierte en terrón.
El secado por la evaporación no es total. Todo sólido contiene agua de constitución; es decir, el agua que en estado molecular, como el cemento, pega. El agua de constitución es, a todas luces, la que permite que las partículas se agreguen para formar los sólidos.
La clasificación de los planetas del sistema solar en planetas rocosos: Venus, la Tierra, Marte; y, planetas gaseosos, los restantes, nos conduce adelantar supuestamente que la sólida consistencia de los planetas rocosos obedece a que en ellos hay agua, como es el caso de los estados del agua en la Tierra; o hubo agua, como es el caso de los planetas Marte y Venus, que presentan un estado de aparente sequedad, o sólidos solamente con agua en estado constitutivo. Si esos cuerpos ponderables solamente presentan agua de constitución, entonces, es lógico suponer que en esos cuerpos hubo agua suficiente en estado líquido para que el polvo planetario de esos cuerpos se convirtieran en planetas sólidos, rocosos.
En la página B5 del diario ELIMPULSO, de fecha martes 25 de julio del 2017, se publica una información titulada “La Luna sería rica en agua”.
Nuestro satélite, Selene, la Luna reserva en el subsuelo grandes cantidades de agua en estado líquido, según parece.
De modo que si la superficie de la Luna, como dejaron demostrado los vuelos tripulados espaciales, es seca, sin vestigios de humedad, no por ello, el subsuelo no pueda contener todavía sus reservas de agua. No fantaseamos cuando apoyados en la información publicado por este medio, se nos anima la vida, porque el agua es el elemento fundamental que la mantiene. Es posible, entonces, que de ser cierto el contenido de la publicación, estemos a las puertas de una posibilidad cierta de que el hombre se ocupe seriamente de esta novedad. Y se ensanche para la humanidad la posibilidad de espacios habitables para el futuro.