Pese a existir en Venezuela una Ley de Artesanía que data de 1993 que, incluso, fue reformada en el 2011, el Gobierno nacional no ha implementado una verdadera política de protección a los artesanos, lo que ha incidido en la problemática que afecta a esa industria.
Lo afirma así José Alberto Díaz, directivo de la Sociedad Venezolana de Artesanos, al referirse a la situación que confronta el gremio por falta de insumos, especialmente hilos, lo que trajo como consecuencia la suspensión este año de la tradicional Feria Artesanal de Tintorero.
Recordó que en la Constitución Bolivariana de Venezuela, concretamente en el artículo 309, se plantea la obligatoriedad del Estado de estimular y proteger el desarrollo de la artesanía.
En el artículo se lee: “La artesanía e industrias populares típicas de la Nación gozarán de protección especial del Estado, con el fin de preservar su autenticidad, y obtendrán facilidades crediticias para promover su producción y comercialización”.
Reitera Díaz que el Estado no está cumpliendo ese articulado, dejando a los artesanos sin incentivo alguno para trabajar y de esa manera contribuir también con el fomento del turismo nacional.
El ejemplo está en Tintorero, poblado conocido nacional y hasta internacionalmente por sus tejidos, concretamente sus multicolores hamacas y chinchorros, cuya producción se ha visto afectada por la carencia de hilos, pese a que en reiteradas oportunidades, incluso desde el ministerio de Turismo, les han prometido el suministro garantizado de esa materia prima que debe importarse, pero que los artesanos no pueden adquirir al cambio actual del dólar.