El atletismo ha vivido una luna de miel de diez años con Usain Bolt. El vacío que dejará el jamaicano tras su retirada en el recién concluido Mundial de Londres-2017 hace temer la llegada de un período sombrío.
No se perfila en el horizonte un sucesor con su carisma dentro y fuera de las pistas.
Su dominio absoluto dentro del tartán, sus shows antes y después de las carreras y su personalidad con respuestas ocurrentes imantaban a público y medios de comunicación.
«Lo que vamos a extrañar en su personalidad», afirma el presidente de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), Sebastian Coe.
«Es más bonito tener a alguien que tiene opiniones sobre todas las cosas y logra llenar los estadios. Hay demasiados atletas formateados que miran a derecha e izquierda y están nerviosos antes de responder a una pregunta. Bolt tenía una opinión y cosas que decir y es eso lo que nos va a faltar», añadió Coe.
Desde que el fenómeno jamaicano empezó ganando dos platas en el Mundial de Osaka-2007, para un año después empezar su dominio absoluto de la velocidad con su triplete de oros en los Juegos Olímpicos Pekín-2008, el atletismo se aprovechó de un personaje atractivo y mediático.
Lo más deprimente es que no se ve a nadie en el horizonte capaz de tomar el testigo.
El mundo del atletismo y el propio Bolt confiaban en el sudafricano Wayde Van Niekerk, que apareció como un vendaval el año pasado en los Juegos de Rio-2016 haciendo añicos el récord del mundo de 400 metros que poseía el estadounidense Michael Johnson desde hacía 17 años, instalando una marca de 43.03.
Pero el sudafricano carece del carisma de Bolt. Van Niekerk llegaba a Londres-2017 con la intención de hacer el doblete de 200 y 400 metros y vio cómo el público, ante su falta de magnetismo, le dio la espalda.
Los aficionados se entregaron a su rival en 200 y 400 metros, el botsuano Isaac Makwala, al que la IAAF no dejó correr en un principio en ninguna de las dos pruebas debido a una enfermedad infecciosa, para luego permitirle reengancharse y correr en solitario el doble hectómetro.
El carisma de Makwala
Makwala conquistó al público con unas flexiones sobre la pista tras correr en solitario la primera ronda de 200 metros, que permitía repescar al africano.
Esas flexiones de Makwala tenían el magnetismo que siempre había acompañado a Bolt y del que parece carecer Van Niekerk, que además no pudo hacer el doblete, logrando ganar los 400 metros con una marca mediocre y siendo solo plata en 200 metros.
En los 100 metros, la prueba reina de la velocidad, que había sido propiedad de Bolt, se vio el triunfo del veterano estadounidense Justin Gatlin, de 35 años, que además arrastra un pasado de dopaje, tras cumplir una sanción de cuatro años.
La plata fue para el también estadounidense Christian Coleman, de apenas 21 años, que tiene además la mejor marca de la temporada (9.82).
Su juventud es una baza a su favor para suceder a Bolt, pero su irregularidad y su aparente timidez, no parecen colocarlo en buena posición para ocupar el vacío dejado por el jamaicano.
Entre los atletas jamaicanos, aparece Yohan Blake, con su cuarto puesto en la final de 100 metros de Londres-2017, detrás de Gatlin, Coleman y Bolt.
Blake, que fue campeón del mundo en Daegu-2011 tras la eliminación de Bolt por una salida falsa, se ha mostrado como un atleta muy irregular y a sus 27 años parece haber dejado escapar el tiempo de sentar la bases para la sucesión.
En la IAAF y en las divisiones de márketing de las grandes firmas de ropa deportiva estarán estos días buscando a un atleta que llene el vacío dejado por Bolt. Y la tarea no parece nada fácil. La sombra de Bolt es demasiado alargada.