Diego Mendoza estuvo encargado de la Dirección de la Alcaldía de Iribarren hasta los últimos días de julio, cuando el partido oficialista volvió a tomar las riendas del municipio.
Esta situación, como al resto de los directores del tren ejecutivo del alcalde Alfredo Ramos, lo sacudió, y con ello, a una gestión “sin un gramo de improvisación”.
Pero Diego no llegó hasta ese punto por casualidad, su historia guarda importantes experiencias y ejemplos de superación que le contó a nuestro Director Editor, José Ángel Ocanto y a nuestra jefe de Información, Keren Torres Bravo, en el Desayuno Foro de esta semana.
Barquisimetido
Diego es un “Barquisimetido”, pues nació hace 47 años en Catia, una zona popular de Caracas.
Vivió en carne propia las carencias. Proveniente de una familia humilde, se vio tentado en más de una oportunidad a dejar sus estudios para trabajar y apoyar económicamente a sus padres, Mery una mujer dedicada al hogar y José Mendoza, líder sindical de la Confederación Unitaria de Trabajadores (CUTV).
Pero ellos le hicieron jurar a él y a sus cuatro hermanos que tenían que culminar sus estudios, “ese fue el día que le procuré la mayor rabia a mi mamá porque estábamos en una situación de precariedad y no me permitió dejar los estudios, pero después lo entendí todo”.
La niñez de Diego transcurrió en las aulas de la Escuela Baltazar Padrón y gracias al apoyo de su familia materna, se vino a Barquisimeto para cursar el bachillerato en la Unidad Educativa Fortunato Orellana.
Desde entonces se enganchó con esta ciudad, sintió un cariño especial que lo hizo arraigarse, se enamoró también de los Guaros de Lara y entendió que el mejor equipo de béisbol es Los Cardenales.
Para ganarse la vida mientras estudiaba, Diego se instalaba en los alrededores del Terminal de Pasajeros de Barquisimeto con su puesto de hamburguesas y perros calientes, también vendió ropa y continuó su camino como buhonero instalándose en la avenida 20.
Esta parte de su vida la cuenta con orgullo, no le avergüenza hablar de ella. Hoy todavía conserva grandes amigos en el mundo de la economía informal.
En la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA) se graduó como licenciado en Contaduría Pública en el año 1995. En esta casa de estudios ejerció como docente, a la par que se desarrollaba como contador público independiente.
La UCLA le dio la magnífica oportunidad de expandir sus conocimientos en el exterior con un posgrado en Finanzas, estudios avanzados de Economía Regional, en Sevilla; Riesgo Financiero en Madrid; y Privatizaciones, en Israel.
Vida gremial
Ese paseo por la docencia y ejercicio profesional le hizo darse a conocer entre sus colegas y pronto se instaló como Director del Instituto de Desarrollo Profesional del Colegio de Contadores Públicos del estado Lara, y aunque tenía opción de reelección, saltó a la presidencia del Colegio de Contadores Públicos de Lara en el año 2007.
Luego alcanzó la vicepresidencia de la Federación del Colegio de Contadores Públicos de Venezuela y finalmente la presidencia de ese ente.
-Nunca me reelegí en ningún cargo, eso marca mi comprensión sobre la democracia. Soy un convencido de la alternabilidad, participación y estímulo a otras generaciones. Al gremio le entregué mis expectativas, ganas de trabajar, representé los intereses de todos sin enquistarme, a la sociedad se le sirve desde cualquier rincón sin enquistarse.
Viraje hacia la política
Diego Mendoza conoció a Alfredo Ramos en su trayecto como líder sindical.
Constantes saludos en el aeropuerto y variadas conversaciones en los vuelos madrugadores hacia Caracas los acercó.
Cuando Alfredo asume la candidatura para tomar las riendas del municipio Iribarren, Diego lo acompañó. Habla convencido de que le gusta su proyecto.
-De él me gustaron varios aspectos. En principio mi admiración por su visión política, y porque además convocó a profesionales a hacer gobierno. Alfredo llega y quiebra la vieja y mala práctica de convertir los partidos en gobierno. Él crea un concepto ciudadano, crea el Consejo de la Ciudad que se convirtió en una instancia superior al alcalde, crea la Planificación Urbana y gobiernos parroquiales, todas las formas de entrega de poder a los ciudadanos.
Diego llega al Servicio Municipal de Administración Tributaria (SEMAT) e instala el concepto “contribuyente confiable, con el que quiso romper el modelo coercitivo del Seniat, ese de imponer castigos, “queríamos acabar con el concepto del Gobierno de que todos los que tienen negocios son tramposos”.
Los cierres de establecimientos fueron prohibidos y generaron un sistema de acompañamiento fiscal para apoyar en la adecuación a las normas y ajustar las debilidades fiscales.
-Al cerrar los negocios se hacen tres males en la sociedad, destruyes el respeto y valor al trabajo, destruyes la capacidad productiva y lo que es peor, no recaudas.
Logramos que aumentara la recaudación, aumentó el número de contribuyentes y aumentó la disposición de acercarse al Semat.
Los trámites se agilizaron y las colas se redujeron en gran medida gracias a las plataformas tecnológicas.
Emboscada del Psuv
Después fue designado como director de la Alcaldía, cargo en el que siempre estuvo consciente de los riesgos políticos que estaba asumiendo y desde donde tuvo que sortear lo que cataloga como “las emboscadas del Psuv”.
-Desde el 2013, cuando Alfredo gana y saca del medio al Psuv para comenzar el modelo de gestión ciudadana, los concejales afectos al gobierno que en la Cámara Municipal son mayoría, se niegan a aprobar presupuestos y sabotear. Luego vienen con la segunda escalada y hacen las tomas violentas del Palacio Municipal. Cuando reconocen que pese a eso no tienen poder para acabar con la gestión de Alfredo, se afincan en la tercera escalada y buscan arrestarlo.
El 28 de julio, cuando funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) irrumpieron la Alcaldía, Diego Mendoza estaba presente. Lo estremeció la injusticia de querer apresar al mandatario local sin una orden escrita, sino con una captura de pantalla de los tuits del Tribunal Supremo de Justicia.
-Hubo violencia en los tres pisos del palacio, los encapuchados fuertemente armados golpearon a trabajadores que estaban allí conformando un escudo humano para proteger al alcalde, golpearon a mujeres y cuando la situación se tornó muy intensa y estaba en peligro la vida de mucha gente, Alfredo prefiere entregarse para parar esa situación, porque se podía generar una gran calamidad.
Dos semanas después, su familia y abogados no han podido verlo, se enteraron que presentó una crisis hipertensiva que fue solventada internamente pero no saben a ciencia cierta cómo está y tampoco ha rezado sentencia definitiva en su caso.
José Ángel Ocanto preguntó a Diego Mendoza si considera que hubo diferencia de trato del Tribunal Supremo de Justicia hacia Alfredo Ramos y al Alcalde de Palavecino, José Barreras, y si esta diferencia tuvo que ver con la cercanía de este último con Henri Falcón, a lo que Diego dijo no tener elementos para asegurar que sea así, sin embargo, al ser los mismos supuestos los que se le quieren imputar y se hayan tomado acciones distintas contra ellos, para él demuestra que el sistema de justicia venezolano no actúa con equidad sino a sus propios intereses políticos coyunturales.
-A ellos les interesa dividirnos, pero cada líder rendirá su propia cuenta a su gente. Tenemos que entender que el enemigo está del otro lado, el enemigo es el hambre y la necesidad de la gente, es el gobierno represor encabezado por Nicolás Maduro.
Una vez separado de su cargo, ve con tristeza las nuevas acciones que comenzaron a tomar los nuevos mandatarios.
-Vinieron a depredar la municipalidad, se la han distribuido cual botín, mientras el país se muere de hambre, ellos anuncian ferias. Creen que este país se convence con pan y circo… bueno no hay pan, creen que se convence con circo.
De Diego seguramente se continuarán escuchando noticias. Hoy regresó a las aulas como profesor y disfruta dedicarles tiempo a sus tres hijos Natalia, Alexander y Juan Diego.
Volvió a ser un ciudadano, uno que anhela convertir a Barquisimeto en la primera ciudad de Venezuela, uno que quiere “poner a este país bonito y que regrese nuestra gente”, uno más que sigue luchando por un cambio.