Separados por los canales de la avenida Florencio Jiménez, a la altura del kilómetro 16, quedaron los cuerpos de dos amigos, Isaac José Sánchez Mendoza y Yorman de Jesús Moreno Fernández. Los ultimaron a tiros, a las 02 de la madrugada del sábado, hora aproximada cuando habitantes de la zona escucharon detonaciones y a los perros ladrar como cuando ven a desconocidos.
Los hombres, comentaron algunas de las personas que se acercaron a ver la escena, al parecer iban de regreso a casa después de una noche de fiesta, cuando fueron interceptados y baleados en medio de la oscuridad dominante en esa zona. Ambos estaban residenciados en Tierra Prometida II, sector contiguo al terreno donde encontraron tendido con múltiples disparos en el cuerpo a Moreno Fernández, de 23 años de edad. Del lado opuesto de la vía, en el sentido Barquisimeto-Quíbor, específicamente dentro de perímetro del sector Sol de Oeste, cayó Sánchez Mendoza, de 24 años de edad. Dos proyectiles le perforaron el tórax.
Horas después del crimen los familiares no tenían certeza de qué pudo haber pasado en el camino para que acabaran con la vida de los dos muchachos. Lo seguro para quienes los conocieron es que andaban juntos, como solían estarlo la mayor parte del tiempo.
Entre las primeras conjeturas sobre la forma como se desarrolló el hecho se presume que ambos jóvenes fueron abordados por el o los homicidas y al verse amenazados Sánchez Mendoza intentó escapar y cruzó la avenida Florencio Jiménez, pero lo alcanzaron y lo balearon, presuntamente, por la espalda.
Del lado de Tierra Prometida donde se desplomó boca arriba y con los brazos en cruz Moreno Fernández y a pocos metros del cadáver había sobre el suelo un carnet con el nombre de Williams José Leal Cañizales, con rango de supervisor agregado del Cuerpo de Policía del Estado Lara (Polilara). Junto con la identificación había otros papeles similares a unas facturas, elementos que fueron recabados como evidencias por los funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) que examinaron la escena.
Halladas estas pistas cerca en el lugar del crimen, la madre de Moreno Fernández pidió a la Fiscalía la investigación del caso.
Moreno Fernández se desempañaba como vendedor de chatarra. “Hace poco estaba hablando con él, aconsejándolo, pero, a veces, los muchachos no escuchan”, se limitó a decir un conocido del joven mientras lo veía en el suelo ya sin signos vitales.
De Sánchez Mendoza se supo que si bien tenía domicilio en Tierra Prometida no era nativo del estado Lara sino de Maracay. En la capital larense vivía con su pareja.
Sin auxilio
“Aquí estamos solos”, se quejó un habitante de Tierra Prometida refiriéndose a la ausencia de vigilancia de organismos de seguridad. Él y otros residentes tanto de Tierra Prometida como de sectores cercanos comentaban que desde que comenzaron a crecer las invasiones la delincuencia también ha aumentado. Por lo menos cuatro homicidios recuerdan de este año, entre estos el de un hombre que hallaron golpeado y desnudo también en la Florencio Jiménez.
Una mujer agregó que en numerosas oportunidades han solicitado la ejecución de operativos o patrullaje en esos sectores del oeste de la ciudad y nunca les han respondido. “Solo pasan cuando hay guarimbas”, acusó ella.
Últimamente, aportó la vecina, han sido blanco constantes de hurtos. El más reciente caso fue el de un tanque de agua que se llevaron de una de las viviendas más humildes.
