Los argentinos eligen el domingo en primarias abiertas a los candidatos para las legislativas de octubre, en unos comicios que marcan el regreso al ruedo político de la expresidenta Cristina Fernández.
La elección es considerada, además, una prueba sobre el nivel de apoyo al oficialismo y al mandatario Mauricio Macri, que asumió el poder en diciembre de 2015 y no ha logrado reimpulsar la economía y enfrentar los altos índices de pobreza como había prometido.
A su vez, es vista como un termómetro de lo que podría ocurrir en los comicios intermedios de octubre: debido a que la mayoría de los partidos políticos sólo ha postulado a un único candidato, una vez que se sepa qué aspirante obtuvo más votos indicaría qué fuerza política lograría un asiento en el Congreso.
Macri necesita ampliar su presencia en el Parlamento, donde no tiene la mayoría, para sacar algunas leyes fundamentales.
En octubre se renovará un tercio del Senado y la mitad de la Cámara de Diputados.
Aunque según estimaciones de analistas el oficialismo lograría la mayor cantidad de votos en todo el país, la madre de todas las batallas se librará en la provincia de Buenos Aires, que representa más de un tercio del padrón electoral nacional.
De acuerdo con varias encuestas privadas, Fernández, que gobernó Argentina entre 2007 y 2015 y se postula para el Senado, superaría por algunos puntos a Esteban Bullrich, el candidato de la fuerza de Macri y quien fuera su ministro de Educación.
La exmandataria se presenta por una coalición de agrupaciones de centroizquierda y el peronismo y por primera vez no llevará en las boletas el nombre de Frente Para la Victoria, el partido que fundó junto a su antecesor y fallecido esposo Néstor Kirchner.
En la capital, que Macri gobernó también entre 2007 y 2015, se descuenta un triunfo del oficialismo que también haría una buena elección en otros distritos importantes como las provincias de Santa Fe, Córdoba y Mendoza.
El analista político Rosendo Fraga consideró que Cambiemos, la coalición oficialista, se llevaría a nivel nacional un importante número de votos que incluso podría duplicar a los de Fernández.
«El domingo a partir de las 10 de la noche la Dirección Nacional Electoral empieza a difundir los datos provisorios. Va a decir que Cambiemos tiene un 30%. Después Unidad Ciudadana (de Fernández) 14%. Vas a tener que Cambiemos tiene una suma nacional de votos que es el doble de Cristina», dijo el viernes a Radio Mitre.
Sin embargo, Fraga remarcó que el posible triunfo de Fernández en la provincia de Buenos Aires “va a tener un impacto fuerte”.
El gobierno llega a las primarias con una tibia recuperación de la economía, un abultado déficit fiscal, una pobreza que ronda el 32% y un desempleo que se ubicó en 9,2% en el primer trimestre, de acuerdo con las últimas cifras oficiales.
Aunque en buena parte heredó este escenario del gobierno de Fernández, el equipo económico de Macri no logró una recuperación tan rápida como la que se esperaba y la “lluvia de inversiones” extranjeras que el mandatario había prometido se han hecho esperar.
Hasta julio, la inflación -una de las principales preocupaciones de los argentinos- alcanzó un acumulado en el año de 13,8% y un 21,4% comparada con el mismo mes de 2016.
La inflación anual fue de 39% en 2016, cuando el gobierno de Macri aplicó fuertes subas a las tarifas de los servicios públicos y el transporte -que habían estado congeladas durante el mandato de Fernández- en un intento por contener el déficit fiscal.
Sin embargo, también mantuvo y amplió los planes sociales lanzados por su antecesora y para evitar un aumento en el gasto recurrió al endeudamiento.
La situación económica y el aumento de la deuda han sido las críticas de Fernández a Macri y el eje de su campaña, en la que se mostró poco y evitó ofrecer entrevistas.
En su acto de cierre el jueves la exmandataria sostuvo que la gente “está nerviosa porque no llega a fin de mes” y que el gobierno de Macri significó un retroceso porque “perdimos un piso de dignidad que habíamos logrado, porque no había miedo a perder el trabajo…. y no pagar las tarifas”.
El oficialismo, por su parte, centró su campaña en la concreción de las obras de infraestructura paralizadas desde la anterior gestión y en las denuncias de supuesta corrupción que salpican a Fernández y a varios de sus exfuncionarios.
Fernández y sus dos hijos están procesados por lavado de dinero y por integrar una asociación ilícita que supuestamente recibía sobornos de empresarios beneficiados con negocios con el Estado.
En otra causa está acusada de haber ordenado maniobras irregulares en el mercado cambiario que causaron un perjuicio económico al Estado y en una tercera también fue procesada por administración fraudulenta en la concesión de obras públicas.
Los sobornos, según las sospechas del juez federal Claudio Bonadío, se concretaron mediante el alquiler a los empresarios de inmuebles propiedad de la firma Los Sauces, de la que son dueños la expresidenta y sus hijos.