Aunque parezca mentira todavía, siempre seguiré escribiendo con la ayuda de Dios, siempre veré el santo donde está el pecador y haré caso omiso a aquellos dichos según los cuales “un optimista es un pesimista mal informado» y «el que vive de ilusiones muere de decisiones”.
Les garantizo que eso no va conmigo; he pasado por tantas cosas en mi vida que cualquiera por fuerte que sea me parece suave, porque mi fe en Dios y la formación que Él mismo me dio me ha hecho entender que todo en esta vida es pasajero y que el día que uno menos espera llega la solución y se abre el camino de la paz hasta con los malucos incluidos; porque Dios no hace exclusiones, porque todos somos sus hijos y Él no es culpable de que algunos de sus hijos se hagan aconsejar mal o terminen en caminos equivocados. Todos sabemos que eso pasa hasta en las mejores familias, pero siempre hay tiempo de corregir, ya tenemos experiencia que cuando un pecador o malandro deja de hacer el mal y se dedica a hacer el bien, hasta se convierte en santo.
Es obligación de todos los venezolanos y no venezolanos emprender una lucha para rescatar la decencia, los sentimientos, la idiosincrasia y todo lo que nos se fue sin darnos cuenta, o por omisión, que es lo peor; no caer en la irresponsabilidad empezando por no participar y buscando siempre un culpable. Llegó el momento de poner corazón y seriedad. Estemos en permanente vigilia en defensa del país. Debemos rendir cuenta y luchar por la pronta recuperación, la unión, el perdón, nada de venganza, ni rencores; unirnos en una simbiosis para que los resultados sean de admiración para el mundo y orgullo para nuestras generaciones. Que la recuperación sea permanente e impenetrable, consistente, duradera, incorruptible, donde los buenos principios sean la bandera y los lineamientos del buen vivir.
Venezuela espera de todos sus hijos que algún día más temprano que tarde volvamos a convivir en armonía, al apretón de manos y no con el puño cerrado, tal como éramos antes de perder en buena parte la paz y el respeto.
La lucha debe enfocarse en recuperar estos valores, hablar de paz, frase muy saludable para el espíritu de todos y un buen calmante para la convulsión generada por la crisis generalizada en todos los sentidos. Lamentablemente ya acentuada y arraigada en nuestro país se habla mucho de paz y amor, eso es lo que deseamos todos pero hay algo aquí que no va a la par con la paz, pero si hay voluntad también habrá pronta solución. Ejemplo: que los que más hablan de paz dejen el discurso incendiario, dejen de insultar, de perseguir, dejen en libertad plena a quien quiere expresarse, luchar por un país productivo, apoyar a todo el que tenga capacidad de producir sobre todo el que produce alimento, genera espacios, empleos y paga sus impuestos, no les impongan mas obstáculos déjenlo trabajar y producir para que se convenzan que no habrá mas colas y podrá alimentarse mucha gente que pasa hambre.
Vamos todos en busca de un país productivo, sin complicaciones humanitarias, ni económicas, ni espirituales, reconstruirlo con talento, con gente inteligente, que despertemos de forma positiva de este tormento y que no se siga confundiendo hambre con amor, pensemos que no fue el Dólar que subió cuando en realidad fue el Bolívar que bajo, abramos los ojos todos, el sector publico y privado, esto requiere de mucha seriedad por el bien de la patria, que vengan señales de estimulo, confianza, respeto, garantías, paz y mas paz, sin olvidar que el buen ciudadano debe ser de pensamiento elevado y alma limpia.
Ahora más que nunca el campo es la solución, unidos todos por la paz, la convivencia, el respeto y la prosperidad de nuestro país……