Para recordar: “De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, y justo, y bueno” (Romanos 7: 21)
Tal vez, lo que está pasando en nuestro país, es que la verdad moral, como teoría, ha querido ser superior a la moral divina. La verdad moral, sin moral divina no sirve.
Según allaboutphilosophy.org dicen que las verdades morales son relativas y dependen del individuo o grupo que las sostienen. Y que la moralidad no puede ser absoluta, porque lo que es bueno para unos, es malo para otros, como las preferencias del sabor de los helados.
Para carlosrodrigueza.wordpress.com muchos han escuchado las discrepancias morales y las ven como verdades subjetivas… Allí coloca un ejemplo, “…como decir: “2+2=4 para ti, pero para mí es 5”. Si 2+2=4, no es una verdad objetiva, quien diga que es 5 ó 6, no está equivocado”.
Rodríguez (2015), antes citado finaliza: “Si no hay una moral objetiva, no hay forma de decir que Hitler es moralmente inferior a la madre Teresa de Calcuta. Sin objetividad moral no existe discrepancia y todos los actos son moralmente correctos”.
Por lo anterior, nadie debe decir a otro que “si tiene hambre puede robar”. Esta frase la recoge la página venelogia.com/archivos/395/, Fixxo (2010). En este sentido, la moral divina dice: “No robarás” (Éxodo 20: 15). Robar, es lo mismo cuando le quitan una casa (un bien) a quien tenga dos o más, para dárselo a otro ¿Con la Constituyente se seguirá anulando la moral objetiva en Venezuela?
Las verdades morales relativas o subjetivas, nos permiten hacer lo malo y caminar con la frente en alto. Hace años llamaron a los corruptos “ladrones de cuello blanco” y preguntamos: ¿De qué color es el cuello de la corrupción actual? ¿Y los 300 mil millones de dólares, dónde están? (ver el elpitazo.com, 22/04/17).
En la película “Ángeles y demonios” (2009), con Tom Hanks, un matón de los “Iluminatis”, después que lo hirieron, repitió varias veces: “Asesinar sin razón es pecado” y agregó: “me convirtieron en pecador”. Y ¿dónde queda el libre albedrío?
No podemos justificar la mentira, el crimen, el robo, el hurto, al gran estilo de Robin Hood (Robin de Locksley, en la época medial); para quitarle, según él, a los “corruptos o a los malos” la vida; dinero o bienes y dárselos a los “pobres”.
Hay numerosas culturas y religiones, como consecuencia hay diferentes dioses y los usan como fuente de la moral. Por ello y otros motivos, hay verdades morales o posturas filosóficas humanas. Sin embargo, para todo cristiano el autor de la moral divina debe ser Dios; el inspirador de la Biblia; el autor de los Diez Mandamientos (ver Éxodo 20) ¡Allí está la base de dicha moral!
Bien dijo el apóstol Pablo: “De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, y justo, y bueno” (Romanos 7: 21). Tal vez por eso, hay países del mundo que basan sus leyes en la norma divina. Lo malo, es que no todos aceptan la existencia de Dios; o lo ven subjetivamente o relativamente. Esto último hace que algunos se sientan “Todopoderosos”, o se hacen llamar “plenipotenciarios” para hablar o actuar.
El profeta, inspirado, definió a los que practican la Moral divina, así: “Acá está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apocalipsis 14:12) ¿Con cuál moral basamos nuestra conducta?