Para un sector de la población mundial y en especial de la venezolana, deben respetarse las opiniones y las opciones ideológicas, religiosas, políticas de cada quien. Cada uno asume con absoluta libertad y simultáneamente con absoluta responsabilidad, lo que cree mejor para su vida y para la vida de la sociedad donde vive. Pero decidir para sí, no significa que pueda imponer a los demás. Por eso es bien importante formar las conciencias de nuestros jóvenes, para que cada quien sepa decidir correctamente y nunca pretenda imponer a otros lo que cree y no produzca daños a terceros.
En Venezuela llevamos varios lustros tratando de explicar a quienes nos conducen que no impongan las ideas suyas, que no pueden impedir que los demás pensemos diferente y procuremos vivir en una pluralidad de ideas sin limitación alguna.
Acá nos acostumbramos a vivir en democracia, mi generación no había conocido otro sistema sino el democrático. Nos resulta extraño por tanto, cualquier imposición y hegemonía de la que tanto habla el régimen. Los militares me lucieron siempre, en mi ciclo vital, amantes de la libertad y la democracia, hasta que apareció Chávez y su grupo militar dando el fallido golpe de estado de 1992.
Pretender apartar a los civiles de la conducción del Estado ha sido uno de los grandes errores de este régimen. El Estado debe ser conducido por quienes se prepararon para gobernar, los civiles.
Los militares estarán siempre subordinados al poder civil, hacer lo contrario es una grave violación de las normas constitucionales y legales. En USA un militar de gran prestigio (Dwight Eisenhower) llegó a ser presidente por la vía del voto popular. Y en Venezuela, varios años antes, también un militar con talante democrático (Eleazar López Contreras) había sido electo por el Congreso de la República. Ni el presidente norteamericano ni el venezolano, después de sus respectivas designaciones, portaron el uniforme militar, y ese simbolismo les venía del hecho de coincidir en la idea de que eran elegidos para un servicio civil, aunque fueran militares.
La profesión de un militar es la defensa de la República y de la Constitución Nacional que la rige. Los civiles, elegidos en forma directa por la población, conducen la sociedad, ejercen la administración de sus bienes, unos mejor que otros, y representan al Estado donde nacen y viven. Todas las funciones de servicio, como educación, salud, justicia, obras públicas, conservación del medio ambiente, elaboración de leyes, orden público, etc., les corresponde a los civiles, mientras que a los militares, como dije, les corresponde la defensa de la nación y de la Constitución Nacional.
Esta semana comenzó en Venezuela con una especie de sublevación militar, realmente no sabemos qué fue. Mucha gente manifestó simpatía. Y a la vez hubo un foro en la UCAB Caracas, entre opositores al régimen y chavistas disidentes. Resultó, por las noticias recibidas, muy auspicioso ese foro. El valor del entendimiento siempre será mejor que el de las armas.
