Robeilys Peinado se le adelantó a Yulimar Rojas en la encomienda de darle a Venezuela su primera medalla en un Mundial de atletismo.
“No sé qué pasará ahora, que todo lo esperaban de ella y yo la tengo un día antes”, dijo Peinado, en referencia a Rojas, quien este lunes disputa su final en salto triple.
Rojas llegó a Londres como la principal esperanza de presea para Venezuela. Nadie presupuestaba en cambio el bronce de Peinado el domingo en el salto con pértiga.
Ella misma se mostró extasiada tras su vuelta triunfal al Estadio Olímpico de Londres, y no podía darle crédito a la histórica medalla.
“Es muy inesperada”, expresó Peinado, quien con 19 años y 254 días se convirtió en la finalista más joven en la prueba. “Cuando mi entrenador (el ucraniano Vyacheslav Kalinichenko) me estaba llamando para darme la bandera, no lo creía. Me decía, ‘yo no puedo estar tercera’, hasta que lo veía y lo veía en la pantalla”.
“Hoy no voy a poder dormir”, añadió.
Peinado compartió el bronce con la cubana Yarisley Silva, ambas con un registro de 4,65 metros. Silva, quien buscaba revalidar el título que ganó en Beijing 2015, era una de las grandes animadoras de la prueba, con un palmarés que incluye también una medalla olímpica de plata conquistada en Londres hace cinco años.
El oro fue para la griega Ekaterini Stefanidi, quien libró una batalla épica con la estadounidense Sandi Morris. Stefanidi libró la distancia de 4,82 metros, donde Morris falló para resignarse a la plata.
Toparse con rivales de semejante trayectoria debió ser intimidante para la nacida en Caracas, pero no tardó en superar los nervios iniciales.
“Al principio me sentía incómoda porque no estoy acostumbrada a compartir colchoneta con atletas de ese tipo. Pero ahora yo estoy incluida en ese grupo”, sostuvo. “A Yarisley la conocí cuando comencé mis pasos en la garrocha, y ahora estoy compartiendo podio con ella. ¿Qué más puedo pedir?”.
Está por verse si llega otro éxito para la delegación venezolana con Rojas, la subcampeona olímpica en Río.
“Con Yuli, compartíamos mucho, cuando ambas estábamos comenzando en el atletismo, que queríamos entrar en este mundo tan avanzado. Yuli es una persona humilde. Le respeto mucho, le admiro y le doy mi apoyo”, dijo Peinado.
Peinado iba a competir en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de 2016. Pero sufrió una cortadura en la mano izquierda antes de la justa y estuvo inactiva durante medio año — “Estuve seis meses sin poder agarrar nada, todo se me caía”, relató.
Ahora dice que perderse la experiencia olímpica acabó como bendición, con una positiva progresión en su rendimiento.
“Yo pienso que lo que pasó en Río fue lo mejor. Cuando se cierra una puerta, se abren muchísimas más… Era la más pequeña de las finalistas. Yo voy a continuar. Si tuve ese inconveniente en Río y pude volver, ya se pueden imaginar hasta dónde puedo llegar”.
Peinado entró en el mundo del atletismo cuando le recomendaron que dejase la gimnasia artística. “Me dijeron que tenía el porte para la garrocha”.
Desde febrero, se entrena y vive sola en Polonia, un país cuya lengua no domina. Tampoco habla inglés, pero no es que le haga mucha falta para socializar, pues se concentra únicamente en el deporte, yendo “de la casa a los entrenamientos”.
“No salgo, no hago nada. Mi distracción es viajar a las competiciones. No tengo Internet, porque es limitado, No tengo televisión, pero no importa porque no la entiendo. Es un sacrificio muy grande que estoy haciendo, pero que hasta ahora está valiendo la pena”.
Y vale más la pena por darle una alegría a un país convulsionado por una crisis política y económica.
“Sé que ya estaban felices porque pasé a la final, y ahora deben estarlo más”, dijo Peinado. “Siempre salgo a dar lo mejor de mí por Venezuela”.
Hasta la fecha, los mejores resultados de Venezuela en los mundiales fueron el octavo puesto de Eduard Villanueva (1.500 metros) en 2011 y el 11mo lugar de Rosa Rodríguez (martillo) en 2015.