Este fin de semana, luego de que las calles de la ciudad se enfriaran y disminuyeran notablemente los focos de protesta, Barquisimeto casi en su totalidad volvió a la normalidad. El centro de la ciudad tenía una alta afluencia de personas, aunque en general los negocios se encontraban vacíos.
Cientos de peatones deambulaban por la avenida 20. Igualmente los conductores usaban la vía para llegar a su destino y entorpecían la labor de los conductores de Transbarca.
Los locales que mayor demanda de clientes tenían son los que venden artículos al mayor. “Revender productos es una de la formas de rebuscarse. Ahora se tiene que gastar es en inversión, en más nada”, expresó Nicolasa Meléndez mientras compraba al menos 20 artículos de belleza entre labiales, pintura de uñas y polvo compacto. Igualmente los accesorios más económicos son altamente buscados.
Por otro lado, Yamileth Fajardo, vendedora de un local que ofrece cosméticos al detal, comentó que diariamente tenían muchos compradores al ser una tienda reconocida por sus bajos precios, pero la cantidad de mercancía vendida disminuyó. “Antes una sola clienta venía cada 15 días a comprar distintos artículos. Ahora vienen una vez al mes o más, y solo se llevan o un tinte de pelo, o un polvo compacto; van salteando dependiendo lo que se les vaya acabando”.
Mercancía incomprable
Las ventas de ropa se encontraban vacías. En un recorrido se observó que un pantalón sencillo puede costar aproximadamente 170.000 bolívares y un blusa 65.000. Usuarios recorrren estos locales pero solamente para comparar y ver precios.
Los mismos vendedores son conscientes de que su mercancía es incomprable para muchos, pero simplemente no pueden renunciar al negocio que se han dedicado toda su vida y la fuente de ingreso con la que mantienen a su familia. Aidee Gill comentó que cada vez que sube el dólar ellos deben incrementar el precio de su mercancía, puesto que la mayoría de sus proveedores vienen de afuera y les venden a precio de dólar negro.
En tanto, Andreína Castillo ve con preocupación cómo han bajado las ventas. Un año atrás, en un día fácilmente podían vender hasta ocho artículos, ahorita si acaso cierran caja con dos ventas. En su caso tuvo que despedir a sus tres empleados y ella misma encargarse del negocio, porque no podía percibir ninguna ganancia.
“La gente sale desesperada a ver precios y comprar lo que pueda o lo que necesitan, antes de que suba de precio. Por suerte, siempre me preguntan y al rato regresan porque lo encuentran más caro en las otras tiendas. Pero ya la ropa dejó de ser una prioridad”. Por su parte, Vanesa Oviedo se adelantó a las compras navideñas. Este fin de semana salió con lo que le pagaron de vacaciones y compró sus estrenos para el 24 de diciembre y año nuevo. Por el temor de que todo suba y luego no poder hacer nada con el dinero que recibió porque “se vuelve agua”.