Abogado, especialista en ciencias penales, criminológicas y criminalísticas, tiene la particularidad de ser educador, ensayista, escultor de la palabra hablada, y se comenta a menudo que también es poeta.
Eso es cierto. Cabe testimoniar aquí que nunca ha utilizado su inteligencia para hacerle mal a nadie, virtud inusual en el abogado de hoy en día.
Gremialista, las iniciativas por él comenzadas bajo la presidencia del Colegio de Abogados del estado Lara, han dado sus frutos, y éstos han sido aprovechados a cabalidad.
Jurista, pocos como él merecen ser calificados de esa manera. No en balde allí está su obra escrita, dispersa en revistas y libros especializados, cuyo pecado ha sido no haberla recogido aún en forma de libro, los cuales abarcarán gruesos volúmenes.
Son muchos los abogados notables nacidos en estas crepusculares tierras larenses: Ambrosio Oropeza, Juan Carmona, José María Domínguez Escobar, Gustavo Adolfo Anzola, Antonio Cadenas, José Luis Machado, José Rafael Mendoza, Oscar Ferrer Carrasco, Ángel González Lameda, Gastón Saldivia Dager, Jorge Eliécer Mendoza Rodríguez, Gustavo Mendoza, Jesús Jiménez Peraza, por caso, quienes al igual que Ramón Pérez Linárez enorgullecen la patria chica, cuyos aportes a la doctrina y jurisprudencia enorgullecen a la patria grande.
Hombre honesto y probo, nunca ha comercializado sus ideas, cualidad que le ha ganado respeto y también no pocos amigos. En la vida y en el mundo hay de todo. Por eso los envidiosos, inútilmente, lo han atacado, para alcanzar con justicia esa verdad inocultable que sólo al árbol que da fruto se le tira piedras.
Profesor universitario, deseo recordar a Luis Beltrán Guerrero, quien decía que “la misión fundamental del humanismo es formar hombres”, para que éstos le sirvan a la humanidad.
Humanismo significa forjar hombres libres para la transformación de la patria. Conozco a Ramón Pérez Linárez, y puedo dar fe que es un hombre de pensamiento elevado, ajeno de mezquindades, y de alma firme.
Podría decirse que cumple el trílogo jurídico y moral romano: Honeste vivere, alterum sion laedere, sum cuique tribuere: vivir honestamente, no hace daño a nadie, dar a cada quien lo suyo.
Litigante de fuste, una vez librada la batalla en las tribunas jurídicas la caballerosidad del letrado se impone. No se amilana en la derrota ni guarda viejos resabios en su noble corazón. Tampoco se ensoberbece ante la victoria. Nunca ha pretendido ser superior a los demás, ni caer en el terreno de la adulancia.
De allí su grandeza y mi admiración. Con una intuición perfecta de los nuevos tiempos, y con una visión universal, el Dr. Ramón Pérez Linárez, conjuntamente con el Dr. Jorge L. Rosell Senhenn, desde hace un poco más de dos lustros, comenzó a predicar la necesaria reforma de nuestro sistema procesal penal. Su amor por el Derecho se materializa en sus actuaciones diarias. Como hombre público, íntegro y pulcro, evita la fatuidad, demostrando con ello ser un hombre de carácter recio, lo cual no desmedra en forma alguna su bondad. Catedrático innovador, excelente tribuno, insigne Magistrado sin bozal de miedo, cristiano celoso de la vida de Jesús, ha conseguido, ser útil para la vida que vivimos, ideal supremo, según el apotegma de nuestro Libertador Don Simón Bolívar. No puedo evitar pensar que, sin duda este hombre de leyes, que es para lustre y brillo de Venezuela, el Dr. Ramón Pérez Linárez, merecía haber nacido en Carora, para ser llamado con dignidad “Hijo benemérito de la Patria”.
Leonardo Pereira Meléndez
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(OJO: Leonardo Pereira tiene foto en Fotos de Articulistas).