Colectivos armados en motos sembraron el terror durante la tarde y la noche del miércoles en Carora, en supuesta complicidad con comisiones de la Guardia Nacional Bolivariana.
La urbanización Domingo Perera Riera, conocida como Fundalara, que se ha mantenido en la calle protestando en las últimas semanas, resultó uno de los sectores más afectados por el ataque de los afectos al gobierno de Nicolás Maduro.
Varias familias de la zona fueron objeto de la arremetida de estos grupos dentro de sus propias casas, quienes ingresaron a la fuerza metiendo cauchos prendidos en candela, al tiempo que causaban destrozos a las estructuras internas de las viviendas, creando pánico en el sector.
Los aparentes colectivos con bombas molotov y piedras irrumpieron también en la iglesia Sagrada Familia, ubicada en la urbanización Pedro León Torres, frente a Fundalara, y no bastándoles con apropiarse indebidamente del Sagrario y partir varios vidrios de las ventanas del recinto de Dios, procedieron a golpear al padre Ramón Barrios, de cuyo ataque le deriva una fuerte crisis hipertensiva.
La presencia de los colectivos se debió a una protesta pacífica que se desarrollaba en Fundalara a cargo de personas opositoras contra las políticas implementadas desde el Ejecutivo nacional decantadas en escasez de alimentos y medicinas, inflación, inseguridad, alto costo de la vida y en rechazo a la Asamblea Nacional Constituyente.
Los afectos al gobierno llegaron y enfrentaron a los manifestantes en la barricada que habían colocado en la calle Lara, frente a las urbanizaciones antes citadas. Acto seguido se desplegaron por el lugar y violentaron varias casas aterrorizando a las familias.
En medio de esta andanada dos personas portando capuchas resultaron heridas en hombro derecho y pie izquierdo, presuntamente de balas.
Ambas recibieron atención médica en el CDI de la urbanización Francisco Torres.
Denunciaron las víctimas que las respuestas de los guardias nacionales a sus llamados de auxilio era que ellos andaban con los colectivos.
Otro lugar en el que también se registró un acto violento en simultáneo con el de Fundalara, con destrozos de viviendas y confinando con excesiva ferocidad a los residentes, fue en la avenida 14 de Febrero, diagonal a la iglesia Los Mormones, pasadas las 10:00 de la noche.
Una joven habitante de esa zona regresaba de un centro asistencial de nebulizarse y encontró que dentro de su casa había un grupo vandálico con cauchos incendiados y el humo desprendido de los viejos neumáticos al inhalarlo por las vías respiratorias le empeoró su estado de salud.
Esa misma noche se reportaron daños en la sede de la emisora en frecuencia modulada Vanguardia 90.3, cuyos estudios están situados en la calle Lara, cercanos a Fundalara, señal radial supuestamente identificada con el oficialismo.
El jueves en la noche habitantes de la urbanización Calicanto entraron en pánico ante el lanzamiento de bombas lacrimógenas lanzadas por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana, en un intento por callarles sus consignas antigubernamentales y obligarlos a cesar las cacerolas.
Ante estos hechos que infunden temor en la colectividad caroreña, los moradores de la capital torrense se sienten desamparados debido a que la seguridad de ellos está en manos de los represores del Estado.