Jordan Morris anotó a los 88 minutos, cuando la tanda de penales parecía inevitable, y Estados Unidos superó el miércoles 2-1 a Jamaica para coronarse por sexta ocasión en la Copa de Oro.
De paso, Estados Unidos continuó su resurrección bajo las órdenes del técnico Bruce Arena, quien se concentrará ahora en las eliminatorias mundialistas de la CONCACAF que se reanudan en septiembre.
“Bruce nos ha dado nueva energía”, destacó el arquero estadounidense Tim Howard. “Nos ha dado un impulso tremendo”.
Jozy Altidore abrió el marcador mediante un tiro libre en la agonía del primer tiempo. El arquero Dwayne Miller se equivocó en el lance, minutos después de ingresar al encuentro en sustitución del capitán Andre Blake, quien sufrió una cortada en una mano y debió recibir siete puntos de sutura.
Je-Vaugh Watson puso a soñar a los “Reggae Boyz” con lo que hubiera sido su primera coronación en este certamen, al anotar el tanto del empate a los 50 minutos, tras un tiro de esquina cobrado por Kemar Lawrence. Morris, astro de la cercana Stanford entre 2013 y 15, envió el balón a las redes luego que Jermaine Taylor fue incapaz de despejar un centro de Gyasi Zrdes.
“Ésa fue una daga en el corazón”, lamentó el técnico jamaiquino Theodore Whitmore.
Fue el quinto tanto internacional de Morris, quien compartió la punta en la tabla de goleadores de este torneo, con tres conquistas, las mismas que el canadiense Alphonso Davies, de apenas 16 años.
“Estaba nervioso. El hombre a quien yo debía marcar fue quien anotó el gol de ellos, así que quería compensar eso de cualquier forma posible”, dijo Morris. “Evidentemente asumo la responsabilidad por lo que ocurrió, pero por fortuna pude hacer un gol”.
Estados Unidos estiró a 14 partidos su racha invicta bajo las órdenes de Arena, quien de paso se convirtió en el primer entrenador en haber conquistado tres títulos de la Copa de Oro. La selección estadounidense no alzaba la Copa de Oro desde 2013. Ahora, está a sólo un título de igualar los conseguidos por México, eliminado del torneo por Jamaica en semifinales.
Mientras los jugadores estadounidenses brincaban tanto que remecían el podio de premiación, Arena sonreía, con los brazos levantados y la medalla colgada al cuello, debajo de la lluvia de confeti.
Fue un panorama totalmente distinto al que vivía la selección de las barras y las estrellas en el comienzo del hexagonal definitivo de la eliminatoria, cuando un par de derrotas puso fin a la gestión del técnico alemán Jurgen Klinsmann.
“Ahora no nos preocupa nada la clasificación el Mundial, se los juro”, dijo el capitán de Estados Unidos, Michael Bradley, quien se llevó el Balón de Oro como el mejor jugador del certamen.