A contrarreloj, opositores intentan frenar Constituyente

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La cuenta regresiva comenzó. Venezuela entra en una semana crucial para la elección, el próximo domingo, de una polémica asamblea que reformará la Constitución y que la oposición rechaza por considerar que perpetuará al gobierno de Nicolás Maduro en el poder.

«No es momento de rendirse. Estamos en las horas decisivas y definitorias para el futuro del país», advirtió este domingo el diputado Freddy Guevara, a nombre de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

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Quemando los últimos cartuchos, convocó a una huelga de 48 horas el miércoles y el jueves con bloqueos de calles -tras un paro de 24 horas la semana pasada-, que será respaldada por importantes centrales obreras. No obstante, el gobierno controla la estratégica industria petrolera.

«Va más allá de reivindicaciones laborales (…). Es una huelga histórica que busca detener la tiranía», aseguró este domingo la dirigente sindical Marcela Máspero.

«Pase lo que pase, que toda Venezuela se levante y no se deje de levantar hasta que aquí vuelva la democracia. ¡Huelga general y calle sin retorno!», clamó el parlamentario, quien sentenció: «Que le quede claro a Maduro y a la Fuerza Armada -sostén clave del gobierno- que no nos vamos a calar (aguantar), no vamos a permitir, que se imponga un fraude constituyente».

 

Pancartazo

«No queremos ser Cuba», se lee en uno de los carteles que grupos de opositores pegaron en las fachadas de algunos recintos electorales, en una marcha contrarreloj para frenar la elección de la Asamblea Constituyente.

La oposición realizó un recorrido por colegios donde serán instaladas las urnas, algunos de los cuales ya empezaron a ser custodiados por los militares en un operativo especial para los comicios.

Para el viernes, la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) llamó a una gran marcha en Caracas, bajo la advertencia de que si Maduro insiste en la elección, tomará acciones más contundentes el sábado y domingo en lo que llama un «boicot cívico electoral».

«Deberíamos de estar trancado calles desde ya. Quedan pocos días y no podemos entregar el país», declaró a la AFP Alveres Vargas, una comerciante pensionada de 76 años, en un colegio de Chacao, cuya fachada fue cubierta de letreros contra el gobierno.

Desatando temores de más caos y violencia, la estrategia contra la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) escala aún más las protestas que iniciaron hace cuatro meses para exigir la salida de Maduro, con saldo de más de un centenar de muertos.

En medio de esa convulsión y una economía devastada, Maduro asegura que la Constituyente traerá paz y estabilidad, mientras que la oposición asegura que reformará la Carta Magna para imponer un «sistema comunista».

 

«La Constituyente no va»

Argumentando que no quiere legitimar un fraude, la MUD rechazó participar en la Constituyente pues no fue convocada en referendo y el sistema de elección de los 545 asambleístas fue diseñado por territorios y sectores, lo que, asegura, garantiza el control del gobierno.

«En mi centro electoral, la Constituyente no va», «La ANC es dictadura», «Mi voto es no votar», «Queremos una Venezuela libre y sin hambre», «Maduro dictador», se leía en los carteles.

En Las Palmas, este de Caracas, varios efectivos del ejército los quitaban de la fachada del colegio La Consolación.

A ellos iban dirigidos parte de los carteles, por ser la Fuerza Armada Nacional, a la que Maduro ha dado enorme poder político y económico, el sostén clave del gobierno. «FAN honra tu uniforme», se leía en otros letreros.

El ministro de Defensa, general Vladimir Padrino, tildó las acciones opositoras de irresponsabilidad que «rayan en apología al delito».

El poder electoral, acusado por la oposición de servir al gobierno, anunció «el cierre permanente» de centros de votación donde haya disturbios el domingo y habilitó otros de contingencia para que acudan los votantes de sitios conflictivos, como Chacao.

 

Gobierno sin legitimidad

Pero el gobierno puso a toda marcha la maquinaria del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PUSV) para garantizar una votación masiva.

Según el analista Benigno Alarcón, una alta abstención afectaría la legitimidad de la Constituyente, frente a los 7,6 millones de votos que según la MUD obtuvo en el plebiscito simbólico que realizó el 16 de abril contra la Constituyente, considerado ilegal por el poder electoral y el gobierno.

Esa legitimidad está también afectada por un creciente llamado de gobiernos de América Latina y Europa para que Maduro aborte su proyecto. El presidente estadounidense, Donald Trump, fue más allá al amenazar con sanciones económicas.

«La derecha imperial cree que puede dar órdenes en Venezuela», dijo el domingo el presidente, quien acusa a sus adversarios de orquestar un golpe de Estado con apoyo de Estados Unidos.

En entrevista con la cadena CNN, el presidente del Parlamento de mayoría opositora, Julio Borges, llamó a la comunidad internacional a presionar a Maduro «en esta semana crucial».

«Te digo Julio Borges y le digo a toda la MUD: rectifiquen a tiempo y vayamos a un acuerdo. La Constituyente es una realidad», señaló Maduro.

Borges abogó por «abrir una verdadera y sincera negociación» que lleve a elecciones generales, pero una vez abortada la Constituyente.

«Terrorismo de Estado»

La oposición lanzó su ofensiva tras el plebiscito simbólico que realizó el pasado domingo contra la Constituyente, en el que               asegura votaron 7,6 millones de venezolanos.

Como parte de esa estrategia, el Parlamento juramentó a 33 magistrados de una corte paralela al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), al que acusa de servir al gobierno.

Uno de ellos, el abogado Ángel Zerpa, fue arrestado el sábado por el servicio de inteligencia, al parecer acusado de «usurpación de funciones» y «traición a la patria», lo que Guevara calificó como «terrorismo de Estado».

«Están cometiendo el error garrafal de crear un Estado paralelo, una barrabasada, una estupidez», afirmó Maduro, quien advirtió que «todos» esos magistrados «van a ir presos».

«Esto nos está llevando a más pobreza, primitivismo y fractura. Hasta que las partes no entiendan que hay que negociar para convivir y rescatar equilibrios, el futuro es oscuro», aseguró el analista Luis Vicente León.

Se temen estallidos de violencia esta semana. Solo en un día, la huelga anterior dejó cinco muertos.

Analistas abogan por una negociación para buscar una salida al conflicto. Pero la oposición exige que antes de hablar se anule la elección, mientras que Maduro aseguró que «la Constituyente ya es un hecho».

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