En un primer trabajo se relató sobre las necesidades que sufren los habitantes de Duaca. Su única penuria no es solo la escasez de alimentos y el alto costo de la vida en esa zona, sus necesidades van más allá del problema económico que afecta en general a los venezolanos; su calidad de vida se ve altamente afectada por el mal funcionamiento de los servicios públicos en ese sector de la entidad larense.
Desatención
Emblemático es el nombre que los habitantes de Duaca le dan a algunos de los tantos baches que tienen por todo el pueblo. El pintoresco lugar que solo tiene una extensión de 875 kilómetros cuadrados, tiene calles y avenidas con huecos que sus habitantes consideran cráteres; y algunas de estas irregularidades en sus vialidades, denuncian que tienen años sin repararse.
En la calle 9 entre carrera 7 y 8 existe un hueco que fácilmente podría dañar el tren delantero de cualquier vehículo que caiga en él. Para quienes están familiarizados con el sector, solamente evitan trasladarse por esa calle, para muchos simplemente quedó intransitable; aunque se conoció que podría significar un peligro para turistas o viajeros que se les ocurra circular por allí en la noche.
El bache se convirtió en una basurero, en él se pueden observar todo tipo de residuos que van dejando los transeúntes. Hay desde envoltorios de chucherías hasta botellas de vidrios.
El dirigente del Movimiento Crespo, Asdrúbal Álvarez destacó que aquel es un hueco emblemático que fue reparado por la Alcaldía de Crespo hace un año, aunque en su opinión, es evidente que no se realizó un buen trabajo; comentó Álvarez mientras mostraba que el pavimento no fue rellenado, solo fue cubierto el hueco, y notablemente con el peso de los vehículos, una vez más comenzó a ceder.
Igualmente, en un corto recorrido se puede visualizar cómo en el casco histórico existen decenas de huecos -un poco más pequeños- que dificultan el trabajo de los conductores, quienes deben pasar lentamente y en zigzag para trasladarse sin dañar algún caucho o alguna otra pieza delicada del automóvil.
Uno de los baches más representativos se encuentra ubicado en la vía principal de Calle Nueva. En el sitio se denuncia mucho que Hidrolara abre las vías para iniciar los trabajos, nunca los finalizan y el pavimento queda dañado, afectando directamente a los habitantes del sector.
Según se conoció, en esa zona Hidrolara comenzó un trabajo que le solucionaría el problema de distribución de agua a los habitantes de Moroturo y Calle Nueva, mediante la instalación de un tubo que se dirigiría hacia un pozo privado. Sin embargo, se presume que el cometido no fue finalizado y que el alcalde Miguel Valecillos, no entregó los recursos faltantes. Las autoridades rompieron más de 100 metros de asfalto –calle abajo- y la extensión del bache ocupa dos terceras parte de la avenida. Más de dos años tiene el inmenso hueco en esa zona del pueblo, tanto es así, que en el sitio proliferaron distintas especies de plantas. Lo que a primera vista pareciera ser ocasionada por factores naturales, es producto de la desinversión y desatención de la vialidad en Duaca.
María Mendoza relata que hace más de dos años el ingeniero enviado por Hidrolara se acercó a la zona, pero comentó que lamentablemente el dinero utilizado allí se desperdició.
“Lo que sí hicieron fue dejar todo un basurero allí”, agregó mientras señala la pila de escombros y tierra dejado en los alrededores de su vivienda. “No hacen nada por la calle en donde todos tienen que pasar para ir a trabajar. Ya ni siquiera por aquí puede bajar un carro, esto es horrible, y lo peor es que nadie reclama nada (…) Deberían atenderlo antes de que ocurra una desgracia, la otra vez un camión casi nos tumba la casa, cómo podemos estar en esto”, se preguntó.
Mendoza igualmente denunció que gran parte de los postes se encuentran dañados, y que algunos de ellos están tan oxidados que en algún momento podrían caerse y tumbar alguna pared. En su casa personalmente les robaron los cables de luz y tuvo que conectarse al cableado de un vecino para poder recibir el servicio.
Falsas promesas
Álvarez destacó que el agua es uno de los problemas más neurálgicos que tienen en el municipio. Al menos hay 45.000 personas sin el suministro. Recordó que el agua de la zona fue desviada hacia Alí Primera – lugar que hoy en día igualmente se encuentra sin el líquido vital-.
Detalló que el pueblo está cansado de falsas promesas. Comentó que hace un par de años el gobernador Henri Falcón “bailó, repartió jugos, sándwiches e hizo tremenda fiesta” diciendo que los pocos días tendrían agua en Negro Primero, lugar en el que 10.000 personas se encuentran sin el servicio.
Igualmente, la almiranta Carmen Meléndez en el 2015, presuntamente les dijo que en 20 días estaría solventado el problema del agua. Álvarez recordó que en julio se cumplieron dos años de aquella entrevista que le hizo al presidente de la República Nicolás Maduro en la Hacienda Las Marías, donde rompió el cordón de seguridad y lo entrevistó. Visita en la que Maduro entregó un dinero para Duaca de 587 millones de bolívares y 200.000 dólares, “los cuales no existen en ninguna parte”.
Vía al sector Licua se encuentra un inmenso pozo de agua. Álvarez destacó que hace un año inició un trabajo para surtir a gran parte del pueblo, solo debían conectarse cinco kilómetros de tuberías desde el pozo hasta el pueblo, una tarea poco compleja. Sin embargo, la instalación del tubo se realizó hacía apenas un kilómetro del tanque. En la avenida se puede observar hacia dónde llegó el gran tubo negro, en el lugar solamente quedaron unas aguas empozadas, contaminadas y verdes, y las esperanzas de cientos de habitantes que esperan la finalización de estos trabajos.
Maritza Virgüez vive en un sector que tiene más de dos meses sin recibir el líquido vital. Para ellos ya se convirtió en una costumbre el almacenar el agua en tanques azules, y pagarle semanalmente a los conductores de camiones cisternas; ya ni siquiera abren la pluma a ver si con suerte les llegó el agua.
“El problema no es pagar el camión, sino que también nos cobran el agua, y unas tarifas que son impagables. Mis vecinos han recibido facturas de hasta 17.000 bolívares por algo que no están usando (…) Muy pocos ven las realidades que como pueblos nos atormentan”.
