La Consulta Popular del pasado domingo 16 de julio, convocada por la oposición, evidenció la capacidad de organización por parte de la ciudadanía y las organizaciones políticas, actores que en apenas tres semanas se las arreglaron para armar el plebiscito sin el Consejo Nacional Electoral, el acompañamiento del Plan República, el sistema electrónico, captahuellas, publicidad, movilización, tradicional cotillón electoral, financiamiento, entre otros.
Para el doctor Jorge Rosell, además de la civilidad, la consulta comprobó que no es necesaria la Fuerza Armada Nacional para resguardar las actas.
“Aunque el método fue manual los resultados se dieron a las 11:00 de la noche con el 95% de las actas escrutadas. A las 5:00 de la tarde había votado casi todo el mundo. Con el voto manual se logró el propósito, sin tanta tecnología de por medio”.
Rosell agregó que más de siete millones de venezolanos no están de acuerdo con la Constituyente, asimismo, quieren que la Fuerza Armada proteja al pueblo y demandan la renovación de las autoridades a través de elecciones universales, directas y secretas.
El diputado suplente ante la AN por el estado Lara, Alexis Lamazares (ABP), dijo que se trató de un proceso inédito, extraordinario y trascendental.
“Es la primera vez que se realiza un evento ciudadano con esas características; extraordinario porque superó las expectativas de la Mesa de la Unidad. Con 14 mil mesas los electores superaron otros procesos eleccionarios. En el escenario normal (45.600 mesas) hubiésemos superado los 10 millones de participantes”.
Añadió que los venezolanos demostraron su comportamiento cívico y constitucional para dirimir los problemas del país.
Por su parte, el médico psiquiatra Marco Tulio Mendoza, presidente de Fundasab y vocero de la Red de Instituciones Larense, señaló que el deseo y la voluntad son dos grandes elementos que mueven al ser humano y en este proceso esas emociones se tradujeron en una fiesta democrática que rompió paradigmas.
A su juicio, la consulta fue una manifestación clara, fidedigna, transparente y masiva de la opinión del pueblo.
“A pesar de no tener recursos, de no tener elementos de movilización, la sociedad civil se organizó para hacer uso de su poder de convocatoria. La democracia es el mejor sistema para dirimir las diferencias”.
Pese a las limitaciones, al proceso electoral tradicional, hubo una respuesta contundente y significativa, ojalá el mandatario nacional entienda el sentimiento del pueblo.
Teodoro Campos, diputado ante la AN por Lara, mencionó que la jornada resultó muy particular ya que fue la sociedad civil la que se encargó de materializar la consulta popular, junto a voluntarios y partidos políticos.
“No fue necesario el apoyo de la Fuerza Armada ya que nuestra vocación es pacífica y democrática. Esto mostró que los venezolanos estamos en la capacidad, no solo de conducir estas actividades, sino en condiciones de dirigir un nuevo país, con otro gobierno”.
“Sin el CNE y sin el Plan República cumplimos”, acotó.
Tito Díaz, secretario general de Primero Justicia, destacó que para este proceso apenas se activó el 15% de las mesas que normalmente instala el CNE y sin embargo, el resultado fue contundente.
Para el coordinador de la MUD-Lara, Macario González, la jornada fue hermosa y brillante. En Lara hubo 114 puntos soberanos distribuidos en 945 mesas.
“Superamos las dificultades económicas para cubrir la logística”. Puntualizó que en Lara el “sí” alcanzó 479.248 votos.
“Para nosotros nace un compromiso, que es continuar la lucha para llevar adelante el mandato que el pueblo nos dio”.
Finalmente, el politólogo Yosbert Vásquez evaluó que se obtuvo el más alto nivel de participación política en un evento de consulta pública no presidencial. A su juicio, Venezuela es altamente presidencialista.
“Se rompió ese record sin la logística del CNE y el Plan República, por lo cual el éxito de la Unidad es plausible. Aunque el tiempo y el dinero jugaron en contra, no fueron obstáculos para la movilización espontánea. Los medios de comunicación convencionales estaban atados de manos por presión del alto gobierno pero a mayor comunicación política, mayor alcance de la intencionalidad de convocatoria”.
Para Vásquez, desestimar el resultado sería un analfabetismo funcional.