Desde la cumbre de las ideas se critica la forma como fueron redactadas las preguntas de la Consulta Popular, razón que parece asistirle a quienes la formulan debido a la confusión de algunos, originada porque en tres meses de protesta en la calle y durante años de lucha y resistencia el pueblo venezolano le ha dicho no a las pretensiones comunistas de convertir a nuestro país en una colonia cubana.
La misma calle, con sus marchas, plantones, trancazos y otras formas de oposición creativa, son en su propuesta anímica un no rotundo al avance oficialista en contra de libertades y derechos que le son constitutivos al espíritu democrático del venezolano.
Podemos compartir estas críticas y sumarnos al pelotón de fusilamiento contra la MUD, instalado dentro de los espacios opositores en símil doloroso con el destacamento de la Guardia Nacional dentro de la Asamblea Nacional. Incluso podemos ir más allá y criticar la redacción que nos conduce a interpretaciones polisémicas en detrimento de la concisión que se estila en este tipo de consulta.
Pero si caemos en la tentación de usar a nuestros dirigentes como saco de boxeo para drenar angustias y desconfianzas acumuladas en nuestra mente por interminables procesos de esperas circulares, podemos resbalar de nuevo por la piedra de Sísifo y nos quede en la boca el sabor amargo de haberle ganado una pelea a puño a un padre de conducta desacertada.
Ademas, sin importar las formas, el Sí es el camino por donde puede avanzar con éxito la propuesta de fondo que inspira la consulta. Con esta jornada donde millones de venezolanos saldrán a la calle a registrar de modo indubitable su opinión sobre la marcha del país, se quiere ratificar la Constitución de 1999 frente al intento de eliminarla con una Asamblea Nacional Constituyente y para esto el voto es Si, el voto es a favor de la manera democrática como se elaboró la Carta Magna vigente.
Respecto a la pregunta sobre lo que deben hacer los militares también debe ser una proposición afirmativa, al votar Si les estamos diciendo bajen las armas, vengan como hermanos a defender la Democracia, súmense a la reconstrucción pacifica y unitaria de este país, desangrado por dos décadas de saqueos y de violencia.
La pregunta más difícil de entender en una lectura de segundos es la tercera pero es la más importante y que requiere de un Si absoluto e incondicional. Allí le estamos diciendo a la Asamblea Nacional que es ella la que representa nuestra soberanía popular, que apoyamos la instalación de una nueva institucionalidad que se rija por la Constitución y no por los caprichos e intereses de un grupo minúsculo de ambiciosos que se han repartido el erario nacional como si fuera un botín de guerra. Con este Si le estamos diciendo al gobierno de Maduro que no nos representa y estamos habilitando políticamente a la Asamblea Nacional para que proceda a una transición pacífica donde prevalezca la unión y el espíritu de concordia.
El voto de los demócratas es Si, porque para rescatar a Venezuela debemos partir de lo afirmativo, del optimismo, de la fe y la esperanza. Votemos Si para iniciar un nuevo ciclo que nos libere de todo lo negativo que se ha empozado en el alma nacional durante los últimos años. Dios con nosotros.