La oposición venezolana se prepara para mostrar su fuerza en las calles después de más de cien días de protestas con una consulta simbólica sobre la reforma de la constitución. Ésta se realizará el domingo en todo el país y busca boicotear la iniciativa constituyente a dos semanas de la elección de los miembros de la asamblea.
La coalición opositora inició este viernes la habilitación de unos 2.000 centros de votación, denominados «puntos soberanos», que incluyen complejos deportivos, estacionamientos de iglesias, plazas y centros comerciales, donde se instalarán las 14.300 mesas de votación que se abrirán el domingo a las 7 de la mañana y operarán por unas nueve horas.
En más de 400 ciudades del exterior también serán habilitadas mesas para que los venezolanos puedan sufragar.
La consulta, que no cuenta con el aval de las autoridades electorales, se centrará sobre tres preguntas: si rechazan o no la Asamblea Constituyente; si aprueban o no la renovación de los poderes público y la conformación de un gobierno de unión nacional para restituir la constitución, y si demandarán o no a la fuerza armada y funcionarios que respalden la carta magna y las acciones del Asamblea Nacional.
Con el simulacro de votación, la Mesa de la Unidad Democrática -que agrupa a una veintena de partidos y organizaciones opositoras- agotará su último intento por frenar el proceso constituyente al mostrar en cifras en rechazo que tiene la iniciativa del presidente Nicolás Maduro, que consideran como un «fraude constitucional».
El secretario nacional de organización del partido opositor Primero Justicia, Edinson Ferrer, dijo a The Associated Press que unas 50.000 personas entre el personal de las mesas de votación, voluntarios y testigos participarán en el evento electoral.
Algunos expresidentes y parlamentarios extranjeros fueron invitados por la alianza opositora como observadores y para la consulta fueron impresas cerca de 14 millones de boletas de votación, según estimaciones de los organizadores.
La alianza opositora organizó la consulta en menos de un mes, lo que ha generado dudas sobre si podrán cumplir con las exigencias del proceso.
Maduro y otras figuras del oficialismo han rechazado la iniciativa opositora y han descartado que vayan a reconocer los resultados. «Nadie puede pretender convocar consultas públicas que tengan carácter vinculante violando la Constitución por su cuenta, a lo loco», dijo a inicios de mes el mandatario venezolano.
En coincidencia con la consulta opositora, el Consejo Nacional Electoral (CNE), que controla el oficialismo, convocó para el domingo a un simulacro de votación de los miembros de la Asamblea Constituyente. La elección de los 545 constituyentes está prevista para el 30 de julio.
«La constituyente es la solución a los problemas económicos y de seguridad del país, a través del diálogo, escuchando al pueblo», afirmó el viernes el jefe del comando de campaña oficialista, Héctor Rodríguez, al defender la iniciativa de la Asamblea Constituyente.
Ferrer descartó que pueda darse algún tipo de enfrentamiento entre los opositores y oficialistas en la consulta de domingo y dijo que «puntos soberanos» estarán muy distantes de los centros que estableció el CNE para el simulacro electoral.
Madura avanza en su iniciativa de reforma de la constitución en medio de una creciente tensión política generada por las protestas casi diarias que han dejado al menos 93 muertos, 1.500 heridos y más de 500 detenidos.