Las modelos llevan vestidos con escenas de la violencia en Caracas y pañuelos que representan los trapos que usan los manifestantes para protegerse de los gases de la policía. Es la colección «Resistencia» de la diseñadora de moda venezolana Lisu Vega.
Para su creadora, que vive en Miami desde 2002, «Resistencia» fue una manera de hacer catarsis ante la creciente violencia que vive Venezuela, un país sumido en incesantes protestas, una crisis política sin precedentes y una devastadora escasez de alimentos y medicinas.
Sus vestidos de algodón y poliéster llevan estampados, bajo la técnica de la sublimación, fotografías emblemáticas de las protestas antigubernamentales que comenzaron a principios de abril pasado y que han dejado 95 muertos y miles de heridos y detenidos.
«Da mucha impotencia ver que cada día un joven cae, todo por defender sus derechos», dijo Lisu Vega, de 37 años. «Y toda esta impotencia comencé a trabajarla».
Manifestantes con máscaras antigás, un bebé desnutrido, escenas de jóvenes tirando bombas molotov y de efectivos de seguridad respondiendo con gases y perdigones son algunas de las imágenes estampadas en las telas.
Las modelos lucen los sobrios vestidos de líneas rectas con actitud guerrera; la boca y la nariz tapadas con pañuelos, y botas negras de cuero. Entre las imágenes de gases, piedras y heridos, se leen consignas como «Venezuela libre» y «Ni uno más».
«Da mucha impotencia ver que hay tanta impunidad, tanta ironía. Ver al pueblo cada vez más deprimido, encontrarme con las situaciones que viven y que son cada vez más críticas», prosiguió Vega, refiriéndose a las escenas de venezolanos que antes eran de clase media y ahora buscan comida en los basureros.
El presidente Nicolás Maduro culpa a la oposición de generar este caos y a la administración estadounidense de estar detrás de la desestabilización de su gobierno.
Nacida en Maracaibo, en el corazón petrolero del país, Lisu Vega se especializó en diseño textil y, particularmente, en diseño ecológico. En 2014 ganó el Miami Fashion Week.
El arte como sanación
«Resistencia» vio la luz el 22 de junio, en la edición de Miami de una exposición de un colectivo de artistas independientes llamada «Raw Artists».
Allí, en una intervención más cercana al performance que al desfile de modas, las modelos desfilaron los vestidos-protesta con el paisaje sonoro de las manifestaciones de Caracas.
«Todas las plataformas que nosotros tengamos, por muy pequeñas que sean, tenemos que usarlas para denunciar lo que está pasando en Venezuela», explicó la artista a la AFP desde el taller de costura en el oeste de Miami donde va todas las mañanas, de madrugada, a trabajar sus piezas.
Espera exponer una versión de este proyecto a fines de año en Art Basel, la feria mundial del arte que cada año trae a Miami a decenas de miles de artistas, galeristas, expositores y visitantes.
Los ingresos que genere la colección «Resistencia», que para Vega es una «terapia» («yo creo que el arte es sanación», dice), serán destinados a alguna organización que trabaje por los derechos humanos de los venezolanos.
«Me estoy reuniendo con varias fundaciones para ver con cuál comienzo a trabajar, voluntariamente, para donarle las piezas y poder seguir ayudando a la gente en Venezuela», dijo.
La crisis en ese país se agudiza cada día. Los líderes de la oposición convocaron para este domingo un plebiscito simbólico -que no tendrá el aval del poder electoral- para preguntar a los venezolanos si aprueban o no una Asamblea Constituyente que promueve el presidente Nicolás Maduro.
Los opositores consideran que esta Constituyente es un «fraude» del mandatario para perpetuarse en el poder; mientras Maduro y sus aliados han asegurado que el plebiscito convocado por la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática es «ilegal».