Recordarían los jóvenes, mientras repartían volantes en la avenida Venezuela y pegaban en cualquier superficie al alcance de la vista, las instrucciones fotocopiadas o hechas a mano, sobre la consulta popular del próximo domingo 16 de julio, que ésta está contemplada en nuestras leyes, por ser considerada un legítimo acto de desobediencia civil del pueblo venezolano y que por tal razón, no debían sentir miedo. Las sonrisas y manos, recibiéndolos por encima de los vidrios prudentemente subidos, no por temor a quien entrega el papel, sino por la experiencia adquirida en el lento y duro aprendizaje dado por la inseguridad, les ratificaron la certeza, de que el pueblo decidió organizarse para ejercer su legítimo derecho constitucional al sufragio. Y que sólo tendrá que responder tres veces Sí, en un acto voluntario, como lo es todo ejercicio de la ciudadanía.
Recordarían en la calle que es de todos, un abuelo y su vecino, la época en que piedras y pedigones se aliaban a la juventud, en las afueras de liceos y universidades, a favor de los de los derechos humanos tangibles e intangibles, como las de pensar libremente, de soñar un mundo mejor y creer que las utopías eran posibles, sin saber que años después, los sueños serían reducidos a cárcel, reclusión, gulags, campos de concentración, tratamientos siquiátricos en la helada Siberia o en el burbujeante mar Caribe. Y comentarían inquietos, la amenaza de un “gobierno perpetuo”, anunciado por la inteligente activista, que conjuga el verbo pensar con el de alertar, en torno a los efectos de la “Constituyente”, que sólo se constituye como raíz que sostiene acuerdos, convenios e inversiones de propios y extraños en los enormes recursos mineros. Recordarían también, el cuadro de Saturno devorando a sus hijos, imagen terrible de lo que ha ocurrido con las revoluciones que terminan siendo un fin en sí mismas.
Recordarían los vecinos que se organizan para ejercer su derecho a opinar, que la consulta se ampara en la Constitución Nacional vigente, en los artículos 5, 70, 333 y 350 Que los dos últimos establecen el derecho y el deber de todos los ciudadanos con la restitución del orden constitucional que garantiza la democracia. Que este domingo habrá que expresar la transparencia de la consulta y acompañar a los 50 mil voluntarios que desde las 7 hasta las 4:00 p.m. o cuando la consulta se cierre, en todo el país estarán atendiendo a los votantes en los puntos soberanos, preparando y llevando refrigerios, trasladando gente, llevando y trayendo lo que haya que traer o llevar.
Recordarán también, que toda democracia se construye, al calor de las ideas y la experiencia del día a día, que por no estar “construida” requiere de la participación de todos, incluso de los que olvidaron su pertinencia y puestos a elegir, retomarán los caminos de la constitucionalidad. En otros lares y climas, los autoexiliados seguirán recordando con la garganta transida, instrumentos en mano y oído atento desde el corazón, la enorme variedad de expresiones musicales venezolanas y la excelencia de sus voces e instrumentistas, los sabores, tradiciones, risas y sonrisas dejadas en el medio de los variadísimos paisajes y el “mejor clima” del mundo, como suelen calificar los que llegando de visita o huidas similares, se quedaron para siempre.
Recordarán, que la consulta llamada también plebiscito, se hará en todo el país y los garantes de dicha consulta: los rectores Cecilia García Arocha UCV, el padre Francisco José Virtuoso de la UCAB, Benjamín Scharifker de la Unimet, Raúl López de la UPEL y Jessy Divo de Romero, de la UC. Así mismo, que por las redes podrán enterarse de los diversos puntos de consulta y escoger el que quiera para votar.
Recordaremos también, la hermosa frase de Saramago: “Si puedes mirar, ve; si puedes ver, repara” de su “Ensayo sobre la ceguera” y que años después, al estrenarse la película, le hiciera pensar en súbita percepción, “…la urgencia de reparar, de combatir la ceguera. ¿Será por haberlo visto escrito en un libro distinto al que le corresponde?¿O será porque este nuestro mundo necesita combatir las sombras? No sé. Pero si puedes ver, repara”.
