Felipe Rivero ha sido una de las principales piezas de confianza en el bullpen del mánager Clint Hurdle, al punto de ahora ser el cerrador del equipo.
La primera parte de la temporada fue de crecimiento en relación a zafras pasadas. El relevista zurdo con los Piratas de Pittsburgh dejó seis salvamentos y permitió 0.79 carreras por cada nueve entradas lanzadas, la mejor efectividad para un relevista en la gran carpa este año.
El zurdo yaracuyano ha basado su buena labor desde el bullpen en la eficacia de su poderosa recta que ha promediado las 98.24 millas por hora, muy por encima del índice de toda las Grandes Ligas de 93.07 mph, y de un cambio de velocidad que ha sido clave para sacar de paso a sus rivales y ser artífice de un alto porcentaje de los 55 abanicados que registró en la primera mitad.
El venezolano en sus últimas 17 presentaciones sólo toleró carreras en par de encuentros: de las tres que recibió, dos fueron limpias. Rivero no sólo ha sido especialista para dominar a los bateadores de su misma mano, quienes apenas le conectaron .085 (59-5), sino que también ha domado a los diestros que le ligaron .162 en la primera parte de la campaña.
El zurdo se ha ganado la confianza de su mánager que lo comenzó a emplear a partir de junio como cerrador. En ese mes en 12 actuaciones dejó 1.26 de efectividad, salvó tres cotejos, obtuvo una victoria y sufrió un revés y en lo que va de julio agrega tres salvados más.
Rivero se ha ganado la confianza a pulso tras dejar un mes inaugural de un lauro y un revés en 15 salidas y permitir apenas 0.61 rayitas cada nueve entradas completadas. En 14.2 innings le fabricaron una carrera, producto de un cuadrangular.
En mayo el zurdo yaracuyano también se mostró dominante en 13 actuaciones (13.0 entradas), consiguió un triunfo, no perdió y estableció efectividad de 0.69. Los números de los primeros dos meses de campaña le permitieron convertirse en pieza crédito para entrar en situaciones comprometedoras del partido.
Rivero en las dos temporadas previas había asomado la potente recta pero, al no contar con un efectivo cambio como herramienta de complemento, era vulnerable a recibir cuadrangulares. En 2015 el criollo permitió 2.79 carreras por cada nueve entradas, sacó par de lauros y perdió uno en 48.1 episodios lanzados, mientras que el año pasado apenas sacó una victoria y sucumbió seis veces, dejó efectividad de 4.09, salvó un juego y cumplió 77.0 innings de labor.
De continuar con su buen momento, Rivero podría superar su tope de entradas lanzadas en una campaña y culminar con su mejor efectividad; ya dejó atrás el mejor registro de victorias y de juegos salvados en una zafra. El zurdo el próximo año podría buscar un jugoso contrato multianual.