Chuck Blazer, el exdirigente de la CONCACAF cuyas confesiones de actos corruptos detonaron un escándalo global que derivó en la caída del expresidente de la FIFA Joseph Blatter, ha fallecido. Tenía 72 años.
La muerte del estadounidense Blazer fue anunciada el miércoles por sus abogados Eric Corngold y Mary Mulligan. En noviembre de 2013, durante una audiencia en que Blazer se declaró culpable de cargos federales, reveló que padecía cáncer rectal, diabetes e insuficiencia coronaria.
Una persona cercana a Blazer dijo que el deceso ocurrió en Nueva Jersey. La fuente habló a condición de permanecer en el anonimato, porque el lugar del fallecimiento no se reveló en el comunicado de los abogados.
«He conocido a Chuck durante muchos años. Hizo mucho por este deporte. Lamento todos esos asuntos relacionados con la FIFA, pero él era un buen hombre», aseguró el entrenador de la selección estadounidense, Bruce Arena. «Él ayudó a este deporte en Estados Unidos».
Con su figura regordeta, simpatía y agudeza _y con un loro que solía llevar al hombro_, Blatter se volvió conocido y rico al suscribir acuerdos desde una oficina y un apartamento en la Torre Trump.
Se desempeñó como secretario general de la CONCACAF, el segundo cargo más importante del organismo, de 1990 a 2011. Fue también miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA de 1997 a 2013.
La labor de Blazer fue relevante para el despegue del fútbol en Estados Unidos.
Y el dirigente disfrutaba de la fama. Alguna vez publicó en su «blog» una foto de sí mismo, a bordo de un jet privado con el exlíder sudafricano Nelson Mandela.
Desde años atrás, se rumoraba que había corrupción en la FIFA. Blazer acusó al presidente de la CONCACAF Jack Warner y a otro miembro del Comité Ejecutivo, Mohamed bin Hammam, de ofrecer sobornos de 40.000 dólares a los votantes durante la elección de presidente del organismo rector del fútbol mundial.
El catarí Bin Hammam, quien presidía la Confederación Asiática de Fútbol, había sido el único adversario de Blatter, quien terminó votado sin oposición para un cuarto periodo, tras la suspensión de su antiguo oponente y de Warner.
Blatter fue elegido para un quinto periodo en 2015, antes de renunciar en medio del escándalo.
Pero resultó que la conducta de Blazer fue tan cuestionable como los actos de la gente a quien acusó.
Un reporte de investigación de la CONCACAF, emitido en 2013, señaló que Blazer «malversó fondos» de la organización para «financiar su estilo de vida personal». Por ejemplo, hizo que la organización «subsidiara el alquiler de su residencia en la Torre Trump de Nueva York; comprara apartamentos en el Modrian, un lujoso hotel y residencia en Miami; firmara convenios de compra y realizara pagos en apartamentos dentro del complejo turístico Atlantis en las Bahamas».
Agentes federales lo interceptaron en Manhattan, amenazaron con arrestarlo y lo convencieron para que fuera un informante.
«Chuck esperaba ayudar a que hubiera transparencia, rendición de cuentas y juego limpio en la CONCACAF, la FIFA y el fútbol en general», dijeron sus abogados en un comunicado. «Asimismo, aceptó la responsabilidad por su propia conducta, al declararse culpable y reconocer sus errores. Chuck se sentía profundamente arrepentido, y lamentaba sus acciones».
Fue en noviembre de 2013 cuando Blazer se declaró culpable de complot para asociación ilícita, para fraude por medios electrónicos y para lavado de dinero. Además, reconoció su culpabilidad por no reportar cuentas en el extranjero y por seis cargos de evasión fiscal.
Renunció a 1,9 millones de dólares y a un segundo monto de dinero, pero jamás fue a prisión mientras continuaban las pesquisas. El 9 de julio de 2015, la FIFA le impuso una suspensión vitalicia.
«Su conducta indebida, por la que aceptó la plena responsabilidad, no debe opacar el impacto positivo de Chuck sobre el fútbol internacional», destacaron sus abogados. «Con la guía y liderazgo de Chuck, la CONCACAF se transformó de un organismo pobre en otro rentable».
Graduado en negocios por la Universidad de Nueva York, Blazer comenzó en el fútbol como entrenador del club de su hijo en New Rochelle, y se unió a las jutas de algunas organizaciones futbolísticas locales y regionales. Fungió como vicepresidente ejecutivo de la Federación de Fútbol de Estados Unidos de 1984 al 86, y asumió como presidente de la comisión de selecciones nacionales.
En 1988, formó la Liga Estadounidense de Fútbol junto con Clive Toye, exgerente general del club Cosmos de Nueva York y quien había fichado a Pelé para militar en ese equipo.
Blazer instó a Warner para que se postulara a la presidencia de la CONCACAF en 1990. Cuando el trinitense ganó las elecciones, nombró a Blazer su secretario general.
En 1991, Blazer creó la Copa de Oro, que disputan cada dos años los equipos de Norte, Centroamérica y el Caribe. El certamen se está disputando este mes.
Blazer fue ascendiendo en la FIFA hasta su nombramiento como presidente de la junta asesora en temas de «marketing» y televisión.