Fallece el disidente chino y Nobel de Paz Liu Xiaobo

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Liu Xiaobo, disidente chino galardonado con el Premio Nobel de la Paz, falleció el jueves a los 61 años en una cárcel en China, informaron las autoridades de ese país.

Liu estaba hospitalizado desde mayo debido a cáncer de hígado. La oficina judicial de la ciudad nororiental Shenyang dijo que falleció debido a atrofia múltiple del organismo.

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Activistas y gobiernos extranjeros le habían exhortado a China que le permitiera salir del país para recibir tratamiento médico, pero las autoridades insistían en que él ya estaba recibiendo el mejor tratamiento posible para una enfermedad que ya se había extendido por todo su organismo.

“Lo que me exigí fue lo siguiente: si como persona o como escritor llevaría una vida de honestidad, responsabilidad y dignidad”, escribió Liu en “No tengo enemigos: mi declaración final”, que esperaba leer en la corte al recibir su sentencia en 2009. No le permitieron leerla y lo condenaron a 11 años.

Se volvió una personalidad prominente luego de las manifestaciones por la democracia en la Plaza Tienanmen de Beijing, que consideró un “gran punto de inflexión” en su vida. Era profesor visitante en la Universidad de Columbia en Nueva York, pero regresó a China en mayo de 1989 para sumarse al movimiento que se extendía por el país y que el Partido Comunista consideraba un peligro grave para su régimen.

Cuando el gobierno envió soldados y tanques a aplastar el movimiento la noche del 3 al 4 de junio, Liu convenció a varios estudiantes que abandonaran la plaza en lugar de enfrentar al ejército. La represión militar dejó cientos, tal vez miles, de muertos y anunció el comienzo de una era de mayor dureza.

Cientos de chinos, Liu entre ellos, fueron encarcelados por participar de las manifestaciones. Fue la primera de sus cuatro condenas debido a su ideología.

La última condena fue por escribir con otros la “Carta 08”, un documento de 2008 que pedía mayor libertad de expresión, derechos humanos y un poder judicial independiente. Aunque Liu no inició el movimiento, fue uno de sus promotores y ya era conocido por las autoridades.

La condena acrecentó su prominencia en el exterior.

En 2010, cuando purgaba su condena en una cárcel en el noreste de China, se le otorgó el premio Nobel de la Paz “por su lucha larga y no violenta por los derechos humanos fundamentales en China”, según el comité con sede en Noruega.

Enfurecido, el gobierno chino tachó el premio de farsa política. Sometió a su esposa, la artista y poeta Liu Xia, a arresto domiciliario a pesar de no haber sido condenada por crimen alguno. Beijing incluso tomó represalias contra Noruega, a pesar de que su gobierno no tiene voz en las decisiones de la comisión. Suspendió un acuerdo comercial bilateral y solo reanudó las relaciones en 2017.

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