El contenido audiovisual en internet ha estado cimentado por la infraestructura y el ancho de banda. Hoy tendencia por grandes empresas de internet, los derechos de autor han vivido en los últimos tiempos una serie de pulsos al calor de nuevas ideas de distribución digital. El Consorcio World Wide Web (W3C), organismo que establece los estándares de la web, una especie de aristocracia digital, ha aprobado recientemente un nuevo sistema anticopia o DRM (digital rights management, en inglés), que pone énfasis en los videos a través de internet.
Este anuncio viene al tiempo en que se avanza hacia el modelo HTML5, lenguaje de programación con el que se escriben todas las páginas web. La premisa del organismo es articular la forma para añadir como un estándar público y accesible las extensiones para cifrar el contenido audiovisual permitiendo a los navegadores web gestionar el contenido con DRM. Desarrollado desde hace cinco años, ese sistema de protección de video, llamado EME (encrypted media extensions, en inglés), pretende evitar la copia digital del contenido audiovisual al igual que los sistemas de protección anticopia que llevan las copias físicas. Esta decisión ha levantado, sin embargo, las críticas de organizaciones que defienden una red de internet más abierta y libre al considerar que perjudica los intereses de los consumidores.
El mecanismo de protección permitirá, de esta forma, que plataformas de «streaming» como Netflix puedan sentir tranquilidad al estar sus videos protegidos ante una copia y sin que los usuarios puedan instalar en sus navegadores web diferentes extensiones y «plugins» como Flash (Adobe) o Silverlight (Microsoft), considerado por expertos en seguridad informática como inseguros.
El nuevo estándar planteado establece que los sistemas anticopia se conecten directamente al navegador web en lugar de que plataformas de contenidos exijan el uso de molestos «plugins» o extensiones. Las multinacionales y empresas propietarias de los derechos aseguran que el establecimiento de un estándar protegerá los contenidos y ofrecerá, además, un mayor control de la privacidad. La idea trabajada es la inclusión de un sistema anticopia a los videos directamente en el cógido de programación de las diferentes páginas web.
En un comunicado oficial, Cory Doctorow, de la Electronic Frontier Foundation (Fundación Frontera Electrónica, en español), organización sin ánimo de lucro que lucha en favor de conservar los derechos de libertad de expresión, ha criticado este nuevo sistema anticopia al considerar que atenta «contra la privacidad de las personas, empresas y proyectos». A su juicio, reduce la accesibilidad y perjudica a la investigación.
Su oposición al DRM se centra en una premisa: «es una mala idea crear una tecnología que trata al dueño de un ordenador como un adversario para ser controlado». Los investigadores y los abogados de internet advierten que con la aprobación de este estándar, W3C está dando a los desarrolladores de navegadores importantes y proveedores de contenido «demasiado poder» sobre lo que los usuarios e investigadores pueden hacer, tampoco localizar posibles vulnerabilidades en un futuro.
Por su parte, en otro comunicado, el creador web Tim Berners-Lee y el director de proyectos del W3C, Philippe Le Hégaret, han asegurado que EME es mejor para la accesibilidad porque cumple con otros estándares de accesibilidad web y con soporte DRM integrado directamente en el navegador web. Dado que los principales navegadores ya soportan desde finales de 2015 una versión funcional de EME y plataformas como Netflix utilizan HTML5, todo apunta que no se producirán grandes cambios en la navegación.