Lo que inició como una escalada al rechazo del presidente Nicolás Maduro, se convirtió en una protesta perenne que, incluso, cambió la cotidianidad de los venezolanos. Aunque la escasez por medicamentos y alimentos no ha disminuido, así como tampoco la inseguridad y el alto costo de la vida, la población decidió tomar las calles a partir del mes de abril para expresar su repudio frente a lo que se denominó la ruptura del orden constitucional, luego de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) asumiera formalmente las competencias del Poder Legislativo.
Este domingo se cumplen 100 días de protestas en el territorio nacional. Unas de carácter pacífico y otras que han dejado pérdidas materiales, pero en ambas la desaparición física de 90 venezolanos, producto, en su mayoría, del accionar de los efectivos de seguridad del Estado.
Dolor, indignación, gallardía, cambio, democracia y libertad, son las palabras más recurrentes que utilizan los asistentes a las movilizaciones. Muchos luchan por el regreso de sus familiares que están en el extranjero, otros llevan sus récipes médicos para reclamar públicamente que su calidad de vida ha desmejorado gracias a la corrupción y a las malas políticas; unos cuantos aseguran haber perdido a un ser querido en manos de la inseguridad y otros marchan con el firme propósito de contribuir a la liberación de Venezuela, pues, aunque el pasado 5 de julio se cumplieron 206 años de la Firma del Acta de Independencia, la realidad señala que el actual Gobierno busca mantener sumisos a los ciudadanos, y así continuar un modelo que ha dejado pobreza, debilitamiento de las instituciones y un profundo malestar.
No obstante, el espíritu del venezolano, en materia de resolución de conflictos, sigue radicando en la democracia; en la posibilidad de ejercer los derechos políticos estipulados no solo en la Constitución del 99 sino en los estándares internacionales. El politólogo y director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello (CEP-UCAB), Benigno Alarcón, asegura que al menos el 78 % de los venezolanos manifiestan su deseo por la celebración de unas elecciones. Pero como bien ha sido denunciado, incluso por la Fiscal General de la República, el ejercicio del sufragio no es un elemento que caracterice al Gobierno de Maduro, y frente a ello, la protesta se convierte en un mecanismo legítimo que alcanza el 50 % de apoyo.
Explica que estudios mundiales revelan que la participación en protestas está entre 3 y 5 %, pero en Venezuela la cifra se ubica en 19 %. “Esto representa una alta participación. Se demuestra que cuando los niveles de violencia se elevan, el de protesta aumenta”, dijo.
En una consulta auspiciada por esta dependencia académica, el 23.9 % aseguró que con las actividades de calle se logrará el cambio de Gobierno, mientras que el 23,4 % manifestó que a partir de las convocatorias opositoras, el Consejo Nacional Electoral (CNE) abrirá la compuerta y permitirá unas elecciones que den paso a la definición del futuro.
Son como un paraguas
Después de 100 días, cuáles son las razones para continuar protestando. Son diversas, ya no solo se recoge la escasez de cualquier rubro, la calidad de los servicios públicos, la inseguridad o la tristeza de ver a un joven caer porque un guardia le disparó a quemarropa, también se rechaza la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, que según advierten políticos opositores, viene a desmontar la estructura del Estado.
Para el experto en análisis político y profesor universitario, Luis Salamanca, las protestas son similares a un paraguas, pues sobre ellas reposan un cúmulo de malestares y petitorios. Aunque el estudio ya mencionado argumenta que el otro 50 % no apoya las protestas por su poco sentido pacífico y el peligro que implican, Salamanca opina que la sociedad civil que no participa activamente, ofrece su cuota de cambio por el país en un trancazo, plantón o en el retraso a la asistencia de sus actividades laborales o académicas.
“Hay gente que hace el sacrificio. Por otra parte, sabemos que hay cansancio y es normal, pero eso no significa que vaya a desaparecer el movimiento nacional que rechaza a Nicolás Maduro”. En este punto coincide Alarcón, quien advirtió que no existe indicio alguno que conlleve al cese de las protestas, por el contrario, los ciudadanos han asumido que frente al cierre de la válvula de escape, les queda la calle como única opción.
Y a pesar de los asedios por parte de grupos irregulares, así lo han demostrado en los sectores populares del estado Lara, tales como: Pueblo Nuevo, Avenida Florencio Jiménez (edificios Yukpa, Los Álamos, Las Doñas, El Sisal, El Teide, Los Cristales), Santa Isabel, La Caldera, El Obelisco, Barrio Nuevo, Urbanización Antonio José de Sucre, Bararida, Patarata y toda la extensión de la Avenida Venezuela.
En el caso de Caracas, el Ejecutivo ha evitado por todos los medios que la protesta llegue al municipio Libertador, donde se encuentran las principales instituciones del Estado y el Palacio Presidencial.
Autoritarismo en Venezuela
Luego de tres meses y diez días, los manifestantes no hablan de un “Gobierno” sino lo califican de “régimen” o “dictadura”. Según explicó Salamanca, el objetivo principal de la protesta, que se resumía en la liberación de los presos políticos, elecciones libres y el canal humanitario, aÚn no se termina de concretar. No obstante, se ha logrado elevar la presión y mostrar ante el mundo “la desgracia del autoritarismo en Venezuela”, que lleva más de 90 fallecidos -extraoficialmente- y cientos de heridos y detenidos.
La última joya del gabinete: la Asamblea Nacional Constituyente. “Maduro está obligado a hacer campaña para tratar de aumentar el número en la participación, pero la gente tiene que arreciar su lucha. Habrá enfrentamiento en esta recta final. El Gobierno por un lado intentando imponer la Constituyente y la gente intentando impedirla por medio del único recurso que tiene: la fuerza social en las calles”, detalló.
A su juicio, pretenden apartar toda vía democrática que implique la salida del poder. Y aunque, persigue ostentar el poder total, continuarán generándose reacciones del sector oficialista que se traducirán en el quiebre total de la “revolución”, por cuanto no se descarta la pronta salida del Primer Mandatario.
“La convocatoria a una ANC es atropelladora, despótica, como si la gente fuera de su propiedad. Cuando dicen que hay que buscar a las personas, va contra la voluntad de cada ciudadano. Eso puede generar respuestas, algunos tendrán temor pero otros se arriesgarán a que se los lleven presos por no participar. Es muy difícil para el Gobierno, a pesar de que presume, poder controlar a tanta gente. Hay que mencionar que ellos van a desconocer el voto nulo, que para quienes no apoyan esta iniciativa, significaba un gran escape”, puntualizó.
Ruptura en el chavismo
Desde que la fiscal Luisa Ortega Díaz admitió el 31 de marzo que las sentencias 155 y 156 del TSJ constituían una ruptura del orden constitucional, no ha parado de denunciar las irregularidades en las que está inmerso el Gobierno de Nicolás Maduro, entre ellas, la designación de los magistrados “exprés”, a los que también ha señalado de ilegítimos.
Para la sociedad civil y la dirigencia política esta postura ha significado el acompañamiento de la lucha que se da en las calles por la restitución de la democracia. Es de mencionar que, sin titubear, ha afirmado el exceso de las fuerzas de seguridad del Estado en el control de las manifestaciones, ejemplificando con el caso de Juan Pablo Pernalete, a quien un guardia le disparó una lacrimógena y le causó la muerte. Así como también ha denunciado tratos crueles, enjuiciamientos en tribunales militares y violaciones a la propiedad privada.
Si bien es cierto, hay un sector de la población que manifiesta no creer en ella por haber apoyado “los caprichos” de Hugo Chávez y su sucesor. No obstante, en sus últimos pronunciamientos y bajo amenaza de encarcelamiento y destitución del cargo, se ha comprometido en la defensa de la Constitución vigente y en la posibilidad de que los venezolanos manifiesten de manera pacífica en la exigencia del cumplimiento de sus derechos. Su esposo, el diputado por el GPP, Germán Ferrer, la ha apoyado en este nuevo camino pues tampoco considera pertinente instaurar un proceso constituyente.
Al respecto, el profesor Salamanca aclara que la presión popular es importante, pero más determinante será quebrar la cohesión interna de la estructura del poder, como está sucediendo.
Detenciones
Según el último reporte del Foro Penal Venezolano, al menos 3.600 personas han sido detenidas en el marco de las protestas, 1.141 (al 4 de julio) permanecen detenidas, y hasta este sábado, la cifra de presos políticos se ubicaba en 431. Más de 450 personas han sido presentadas en tribunales militares, tal es el caso de los estudiantes de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador de Aragua, quienes fueron recluidos en El Dorado y en la 26 de julio.
El director de esta ONG, Alfredo Romero, destaca a Lara como el tercer estado con mayor detención.
Los testimonios de los manifestantes revelan que sí hay miedo, pero también la convicción de que pronto los días oscuros que han traído muerte, tratos crueles y aprehensiones, pasarán a la historia para no repetirse jamás.