Permanecer en la calle sosteniendo pancartas y banderas durante seis horas continuas no fue sacrifi cio para los larenses que salieron, este martes, adhiriéndose al llamado del rancazo Nacional de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Hasta la fecha, cuando el ejercicio de la protesta pacífica acumula tres meses, los ciudadanos confluyen en una mismaopinión: no sienten miedo y el cansancio no los amilana.
“Protesto por mi país, por mis hijos, por mis nietos. Prefiero morir de una bala y no de hambre”. La declaración la pronunció una mujer de la tercera edad llamada Luisa Escalona, quien dejó su casa en el sector Andrés Eloy Blanco para manifestar frente al Centro Comercial Metrópolis, al oeste de Barquisimeto, junto con vecinos de otras zonas cercanas.
Recuperar la democracia fue para Carlos Armas, residente de Pueblo Nuevo, la prioridad cuando decidió unirse a la convocatoria de la oposición.
Contrario a rendirse ante los designios gubernamentales, Armas ha observado que estos días es cuando hay más ánimo en la sociedad. Si en el oeste dieron palabras optimistas, en la urbanización Bararida, fueron ejemplo de temple. Pese a que ayer los despertó un contingente militar que acudió al sitio a despejar la avenida Libertador e irrumpieron
varios funcionarios de la GNB a los edifi cios de Bararida II, no dudaron en salir a cumplir con el trancazo.
Durante las primeras horas permanecieron de pie bloqueando toda la vía, pero sobre las 2 de la tarde y después de que los castrenses lanzaran lacrimógenas para dispersarlos debieron concentrarse solo en dos puntos sin obstaculizar la vía.
El mayor número se quedó frente a la plaza conocida como La Botella, donde un piquete de la GNB los vigilaba y, según denunciaron algunos vecinos, los fotografi aban. Sin intimidarse por la estadía de los funcionarios extendieron el pabellón nacional, gritaron consignas y sonaron cacerolas.
En esa zona del este de la ciudad, enumeró una manifestante cuyo nombre pidió omitir, son seis sectores excluidos de programas como los Comité Locales Abastecimiento y Producción (CLAP) por ser considerados una población mayoritariamente opositora. “Nosotros no sabemos qué es CLAP. No tenemos comida, no tenemos servicios. Ellos nos reprimen a los ciudadanos, pero son incapaces de hacerlo con los malandros”, acusó
la mujer. Esa y otras inconformidades los impulsan a protestar.
De modo que desistir no es para ella ni el resto de sus vecinos una opción.
Por eso, la asumen sin temor: “Ya no tenemos miedo. Nos han quitado tanto que lo único que uno puede perder es la vida”.
La valentía de los ciudadanos no fue ajena para dirigentes políticos que acompañaron algunos puntos de concentración como lo hizo la diputada de la Asamblea Nacional Bolivia Suárez, en cuya óptica la acción de calle de ayer es también parte de la preparación para la “hora cero” y el plebiscito. Y por la participación de este martes, adelantó Suárez, hay proyecciones positivas.