Zona Extendida

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Guaros de Lara desperdició en el juego 5 del pasado domingo 2 la oportunidad de convertirse en el tercer equipo que levanta un trofeo de campeón como visitante en el gimnasio Luis Ramos de Puerto La Cruz tras los Cardenales de Portuguesa (1990) de Oscar Silva y los Cocodrilos de Caracas (2013) de Néstor “Mamá Osa” Salazar.

Marinos se impuso por 91-80 con un total de 50 puntos en la zona pintada que no pudo ser ni la sombra desde el perímetro, al encestar apenas un triple en toda la segunda mitad del juego y cuatro en 40 minutos. El coach interino Manuel Berroterán dosificó más a sus dirigidos para brindarles el oxígeno extra que el alto promedio de edad les obliga a utilizar para hacerle frente a la profundidad de los crepusculares.

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Los importados crepusculares aportaron 57 de los 80 puntos pero el núcleo criollo, que había sido una oda al juego colectivo y el sacrificio en defensa, parecía desconectado, le costó tomar el ritmo de los cotejos anteriores y lo pagó caro contra un rival envalentonado por la vuelta de Gregory Vargas tras un duelo de ausencia por lesión y que echaba de menos a Miguel Marriaga (tirón en la ingle).

La situación de descontento y desacuerdo de los jugadores que derivó en la salida del coach puertorriqueño Tony Ruiz de Marinos se veía venir. Es el segundo técnico que sale de su quinteto mientras enfrenta a Guaros en lo que va de esta postemporada, ya que también lo vivió el argentino Rubén Magnano con Trotamundos de Carabobo en la semifinal de la Conferencia Occidental.

Los gritos de Michael Carrera hacia Ruiz cuando este le recriminaba un yerro en el juego 1 en Barquisimeto y que le costaron al joven anzoatiguense comenzar desde el banco en el siguiente partido, fueron seguidos por gestos de inconformidad con los cambios realizados en el partido 4.

Fue increíble ver cómo los jugadores de la segunda unidad pasaron el último parcial parados a un costado y no querían ni sentarse en el banquillo para volver a entrar en el cierre, en una evidente señal de lo que querían: un cambio de timón y que le entregasen el control al asistente técnico Manuel Berroterán, como en efecto ocurrió para el quinto choque.

De hecho, cuando Miguel Marriaga sintió molestias en la ingle durante la primera mitad del juego 4, ni siquiera se mantuvo con el uniforme puesto para permanecer en el banco sino que se cambió a ropa de civil y estuvo a un lado del mismo en la segunda mitad, en la que Guaros fraguó su triunfo por 89-74 para poner las cosas 3-1.

Gregory Vargas hizo un esfuerzo enorme para participar en el juego 5 y ser decisivo para la causa de Marinos. Salió a entrenar por su cuenta a eso de las 5.30 de la tarde y en sus primeros lanzamientos ni siquiera se apoyaba en ambos pies para saltar.

Su tobillo izquierdo al entrar en calor le respondió lo suficiente como para uniformarse y, aunque jugaba con dolor, lo aliviaba en los pocos chances que tenía de descansar. Cada vez que el coach interino Manuel Berroterán lo enviaba al banco, Vargas recibía de inmediato un tratamiento con hielo alrededor del área afectaba y quedaba envuelto con un paño hasta su siguiente entrada al tabloncillo. Gran prueba de compromiso en el intento por impedir el título de Guaros.

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