Los vecinos de El Pedregal y quienes utilizan sus calles para evadir congestiones del tránsito no se explican el poder que tienen los dueños del edificio 02-40 para no haber hecho nada que elimine la gigantesca laguna allí existente desde hace unos dos años.
El inmueble de más de 20 pisos fue construido, lógicamente con los permisos municipales correspondientes, pero sin tomar en cuenta que, exactamente por el sitio, pasaba una corriente de agua de lluvia.
Si bien los constructores ignoraron esa circunstancia, también recae responsabilidad en quienes, desde la alcaldía de Iribarren, otorgaron las autorizaciones correspondientes.
Además, ninguna autoridad ha tomado en cuenta que la calle de El Pedregal donde esa laguna parece ser eterna, es una vía principal hacia la avenida Lara, algo que debe obligar a buscar alguna alternativa que permita su eliminación definitiva.
Lógicamente, esa alternativa no puede ser la apertura de un canal para que corran las aguas de lluvia que perjudique a los residentes de la parte posterior del edificio 02-40.Además de impedir el tránsito automotor, el agua allí concentrada es un gigantesco criadero de zancudos, y por si fuera poco, está provocando daños a los inmuebles cercanos, como el edificio Altamonte, o varias casas.
Llama la atención el tiempo que tiene de existencia permanente pues, aún en verano, nunca se seca, como si ya se hubiese convertido en manantial.
